No sé si tras la comezón del séptimo año del matrimonio Municipalidad de Viña-CHV fue bueno intentarlo de nuevo este 2018. Quizás un "démonos un tiempo", o un "no eres tú soy yo", habría sido aconsejable. Pero así era el contrato. Parafraseando a Bergman, los matrimonios (así como las universidades) deberían reacreditarse cada ciertos años.
Ahora viene la licitación y mirando las FECUs (información financiera, que no es otra cosa) de los canales, me temo que los votos nupciales se renovarán (se vería feo, por ejemplo, que la inyección a TVN se fuera para allá, aunque no lo encontraría nada de malo).
El Festival número 59 dejó varias lecciones.
A saber.
1. No más "collages". Miguel Bosé, todo un caballero, dijo que no podía andarlo trayendo en su gira, que por favor se lo enviaran a España. Pero asumamos que, además de un cachito en el equipaje, el Premio Ícono resultó ser un "¡dónde pongo esta cuestión!". Hay talentosos diseñadores en este país que pudieron pensar en alguna cosita más monona.
2. Las transmisiones: No más PC con todos los archivos abiertos cuando hay un artista sobre la Quinta. Se puede anunciar al que viene sin ocupar un tercio de la pantalla con él/ella haciendo morisquetas; se pueden promocionar los programas del canal sin rodearlos de luces de platillos voladores de serie de los 60; se puede incorporar a las múltiples redes sociales con sus comentarios; incluso al auspiciador chillón. Pero ¡por favor!, no todo a la vez. Creo que estas seis noches no fueron aptas para epilépticos.
3. Hay millones de opciones audiovisuales entre un show en vivo y un DVD: eso es bueno que lo sepan en CHV. Como ejemplo, los momentos Kodak de Viña 2018: las imágenes de Jessie & Joy intercaladas con una chica cantando a lágrima viva y su hijito pasándole la mano por la mejilla; Gente de Zona gozando con tooodo (los quiero para mi cumpleaños); la superlativa elegancia con que Alejandra Azcárate nos convenció de que tenía "tooodo bajo control" para enseguida verla desplomarse de nervios finalizado el show; la ametralladora de chistes de Sergio Freire y al frente su amigo Guatón Salinas derramando lágrimas de emoción (y claro, Gente de Zona matándose de la risa). Saber pinchar la imagen correcta en el momento correcto, se llama la canción.
4. No saturemos con los "rostros". Es parte del contrario y por eso están en los palcos. Pero hay algunos a los que vemos mañana, tarde y noche, y no es necesario enfocarlos a cada rato. Y NUNCA si no se saben la letra de la canción de la megaestrella que está en el escenario.
5. Si no sabemos montar un homenaje, una mención está bien. Don Nica no se merecía aquello.
ASUMAMOS
1. El papito, papi, mamita ya se instaló.
2. No hay que molestarse porque Carlos Vives regaló su gaviota. Al menos no la lanzó al público, con sus alas filudas, como Enrique Iglesias.
A NO CEJAR
1. El humor, que damos por sentado que es éxito seguro en rating (por malo o por bueno), resultó ser como el amor y la democracia: hay que vigilarlos todo el tiempo. Jenny Cavallo, Alison Mandel, se plantan con soltura en el escenario, tienen buenos guiones, pero necesitan un director que les chicotee los caracoles. Bombo Fica tiene que limpiar su rutina de sermones y Kramer, a quien todos veneramos, debe renovar sus chistes. Sergio Freire aquí ganó por paliza.
PREGUNTAS
-Las gaviotas, ¿las vamos a seguir regalando por contrato?
-¿Siempre habrá algún artista que se suba al escenario pasaditas las 3:00 de la madrugada?
-Los competidores, ¿estarán siempre como en Júpiter y bajarán solo cuando les toque mostrar su canción?