Migos - "Culture II"
"Culture II", el nuevo disco de Migos, parte de inmediato como un ejercicio de aguante, porque las casi dos horas que dura el álbum se entienden como una declaración de principios por parte del trío de Georgia: a un año de "Culture" -el trabajo más destacado del rap estadounidense después de "DAMN." de Kendrick Lamar-, los raperos Quavo, OffSet y TakeOff tienen a la industria a sus pies, por lo que la longitud de su obra más pretenciosa pareciera decir "nos escucharán hasta que nosotros queramos".
Pero ese esfuerzo toma el camino equivocado. Así como hizo a propósito Drake con "More life" (2017), "Culture II" tiende a lucir como un playlist del que cada uno puede elegir sus canciones favoritas y olvidar los descartes por la inconsistencia de algunos pasajes, en los que adelantarse al siguiente tema no cambia el producto final. Más bien se anticipa al zarpazo del fraseo seco de Cardi B en "Motor Sport" o a la curatoría de beats old school de Kanye West en "BBO (Bad bitches only)" o al desmadre de "Stirfry", en la que conquistar mujeres y ostentar el brillo de las joyas se vuelve una joda en la producción de Pharrell.
De todas formas, e independiente de las colaboraciones, la fórmula que le da peso al proyecto sigue siendo la unión de sus tres voces, los remates tras cada verso y las velocidades múltiples que entregan al momento de rapear. Eso sí, esta vez OffSet y TakeOff le sacan un cuerpo de distancia a Quavo en desempeño, porque el disco adquiere una tonalidad distinta cuando toman la palabra, aunque eso también indica que pueden funcionar por separado. Y la historia del grupo puede cambiar por su culpa.
Django Django - "Marbleskies"
A Django Django le gusta retroceder en el tiempo. La banda londinense encuentra allí sus sonidos predilectos, esos que hacen al cuarteto moverse a sus anchas en la búsqueda de alternativas que los diferencien del resto. Porque en "Marbleskies" (2018), su tercer álbum de estudio, los sintetizadores abundan pero se utilizan como un instrumento más y minuciosamente, para darle cierto candor orgánico a lo electrónico, cosa que las pistas pregrabadas no pueden entregar.
Para este disco, Django Django se visualizó en Kraftwerk y sus bases robóticas como punto de partida de la canción que da nombre al disco, para zarpar junto a un trabajo que se distingue por sus melodías vocales bien cuidadas hacia los coros -donde a ratos suenan dos o tres capas de voces simultáneas-y también por leves arremetidas de la psicodelia que el rock británico viene cultivando desde hace medio siglo. La clave está en que todo se adhiere en su justa medida.
Sus músicos entienden que la exageración puede terminar deslavando una obra excelentemente orquestada desde su base instrumental y los juegos corales, aunque después de un rato la tibieza de sus composiciones y de sus propios arreglos comienza a desencantar lo expuesto. No hay espacios memorables ni singles para recordar o tararear después de escuchar el álbum. Funciona como un todo y, a la vez, ese es su mayor error. La falta de protagonistas en "Marbleskies" le resta pasión y hace que concluya sin pena ni gloria.