Producto del resultado electoral del 19 de noviembre en cuanto a la conformación del nuevo Congreso que inicia sus actividades el 11 de marzo, quisiera plantear algunas propuestas. El resultado electoral en el Senado determina la siguiente correlación de fuerzas: la derecha con 19 senadores y los herederos de la Nueva Mayoría, 21 senadores, a lo que cabría sumar al Senador Navarro, el senador Bianchi y el nuevo senador por Valparaíso de Revolución Democrática; es decir, al inicio del nuevo gobierno en el Senado, hay una mayoría opositora de 24 miembros vs. 19.
En la Cámara de Diputados, la derecha con el 38% de los votos, obtuvo 72 diputados, cuya correlación interna es de 36 diputados de RN, 30 de la UDI y 6 de Evópoli. Por otra parte, la fuerzas de oposición a partir del 11 de marzo están más disgregadas; es así como el Partido Progresista, con el 3,34% de los votos, obtuvo una diputada; el Frente Amplio, con el 16,5% de los votos, 20 diputados; la Federación Regionalista Verde Social, con el 1,9%, logró 4 diputados; La Fuerza de la Mayoría, con el 24,05% de los votos, 43 diputados, y Convergencia Democrática, con el 10,68% de los votos, 14 diputados. Lo anterior significa, considerando al diputado independiente Rene Saffirio, que la oposición contará con 83 diputados. En consecuencia, en ambas cámaras la oposición es mayoría.
La primera tarea de esta oposición en ambas cámaras es gobernar el Parlamento, de tal manera que la ciudadanía opositora, que en la segunda vuelta presidencial optó por Alejandro Guillier y que representa el 45% de los electores, espera que sus representantes en el Congreso logren el acuerdo necesario para gobernarlo en los próximos 4 años. Si bien las fuerzas opositoras son diversas, tienen la responsabilidad de darle una señal contundente a quienes no votaron por la derecha.
La segunda tarea esencial de esta mayoría parlamentaria es establecer una relación de cooperación con las buenas ideas y proyectos que lleguen al Parlamento por parte del gobierno de la derecha, pero que sin embargo le quede claro a este último -desde el primer día- que no contará con los votos para revertir las reformas impulsadas por Bachelet y que permitieron correr el cerco de la sociedad chilena hacia una comunidad más justa, libertaria e inclusiva.
De acuerdo al programa de la coalición triunfante y a las opiniones de sus líderes, el primer desafío para la oposición parlamentaria será en materia tributaria. Los gremios empresariales y la derecha política siempre han sostenido que esta reforma de Bachelet le causó un enorme daño a la economía, y en consecuencia habría que reformar la reforma. Para nosotros, la oposición, esta reforma tiene un límite. ¿Cuál es? Mantener la recaudación y la progresividad que esta logró. No está de más decir que, de acuerdo al "vilipendiado" Banco Mundial, el 92% de la recaudación se obtuvo del 1% más rico de los chilenos. Las amenazas en esta materia por parte de la derecha contienen dos elementos: rebajar el impuesto a las empresas del 27% al 25% e integrar completamente el sistema. Los efectos sumados de ambas propuestas implican una pérdida fiscal de varios centenares de millones de dólares. Eso sería inaceptable.
En materia de reforma laboral, el programa de derecha contiene dos amenazas a la reforma de Bachelet. Por una parte, ampliar los servicios mínimos en la huelga, lo que debilita el principal elemento de fuerza de los trabajadores, no olvidando nunca que la derecha cuando tuvo todo el poder destruyó la huelga a través del reemplazo. Asimismo, los planteamientos de la derecha apuntan a debilitar el sindicato por la vía de legitimar y ampliar el rol de los grupos negociadores. Eso tampoco debiera ser aceptado por la oposición, sobre todo cuando la tasa de sindicalización y el número de sindicatos ha crecido precisamente producto de la reforma de Bachelet, llegando hoy la tasa de sindicalización en Chile a superar el 20%, tener más de 12 mil sindicatos y más de un millón de trabajadores afiliados. Otra amenaza a la cual debiéramos ponerle límite es lo planteado por un sector mayoritario de la coalición de derecha y que dice relación con revisar el aborto terapéutico en las tres causales, lo que sin duda sería un retroceso para los avances logrados en materia de libertad de las mujeres a tomar en conciencia su propia decisión.
Finalmente, aunque hay muchos otros temas, enfrentaremos otra amenaza de la derecha a nuestras reformas y que dice relación con la ley de inclusión, donde en reiteradas oportunidades sus dirigentes y líderes han planteado el cuestionamiento al fin del copago, del lucro y de la selección no discrecional. Esa debiera ser otra barrera de contención.
En resumen, el 45% de los chilenos que no votaron por la derecha esperan que sus representantes parlamentarios inicien su tarea a lo menos con dos responsabilidades: lograr el gobierno en el Parlamento y constituirse en una barrera infranqueable para evitar la "retroexcavadora" ahora en manos de la derecha.