La narradora caleña Pilar Quintana retrata en esta novela, con desoladora eficacia, la vida en los pequeños pueblos del litoral del Pacífico colombiano, poco más arriba de la línea del ecuador; lugares de selva exuberante, humedad extrema, tormentas feroces y miseria tan dura como profunda. Da gusto ver, en estas y otras obras de autores colombianos, cómo entierran uno y otro clavo en el ataúd del realismo mágico, cuyos últimos estertores ya boquean solo en la escritura -o escribiduría- más comercial. Nada hay de mágico en los excesos de esta selva, con "árboles inmensos que las tormentas tumbaban de raíz, derrumbes de tierra, culebras venenosas, plantas con espinas que podían atravesar el pie". El mar tranquilo e intensamente azul es "el mismo animal malévolo que tragaba y escupía gente". La vida de Damaris, la protagonista, una mujer grande, de manos gruesas y torpes, que quiebra las tazas y la loza hasta desatar la furia de su marido, está atravesada por ese mar devorador, por una tragedia ocurrida en su infancia: ella y Nicolasito, el blanco hijo de una de las casas de veraneo del acantilado, bajaron por las quebradas hasta la rompiente de las olas en las rocas; y el niño, imprudente, desafiante, se subió a una de ellas, llegó una ola y lo arrastró mar adentro. El tío de Damaris, Eliécer, la azotó en los muslos por 33 días, un latigazo más cada día, hasta que el mar devolvió el cuerpo del niño.
De ahí en adelante, o de antes aún, la vida de Damaris es una sucesión de abandonos y de fracasos. La sostienen los recuerdos. La sostiene el dolor. El relato va y viene en el tiempo, de la mano de la relación de Damaris con una perra, la Chirli, nombre reservado antes para alguno de los hijos que buscó y que no pudo tener. A sus 40 años, Damaris se refugia en el cuidado del animal, en una casa donde hay ya tres perros, y esa relación parece sanar o restañar al menos las heridas de una vida de dolor y fracasos; pero todo se tuerce, irremediablemente, porque nada es como queremos que sea, porque en ese mar y en esa selva y en esa miseria todo tiene que torcerse. Quintana no vacila a la hora de mirar más y más adentro en esas vidas quebradas donde lo mejor que ocurre es que Damaris tenga "un sueño profundo y sin sobresaltos, parecido a la muerte, que le duró hasta la mañana siguiente".
Pilar Quintana
Literatura Random House,
Bogotá, 2017.
108 páginas.