Sin duda, el
land art , nacido a finales de los pasados años 60, coincide con los fervores ecologistas actuales. Así, el registro del deterioro de nuestros diversos hábitats naturales llega a manifestarse a través del arte. Entre otras vertientes suyas, tenemos las travesías de artistas que documentan el estado de la naturaleza aún incontaminada. Recordemos un solo ejemplo vinculado a nuestro país -Museo de Bellas Artes 2017-: la caminata del británico Hamisch Fulton a lo largo del altiplano y su documentación minuciosa y realista. Aunque sujeta a conceptos estéticos por entero diferentes, bastante de eso hay en la propuesta de Denise Lira-Ratinoff, en Galería Patricia Ready. De ese modo, la fotógrafa aborda diversos medios naturales extremos: desierto, cumbres volcánicas, aguas oceánicas, glaciales. Pero los vive y enfrenta como intermediarios en la búsqueda de nuevas imágenes decididamente marcadas por la abstracción. Logra sobre todo, en sus mejores momentos, visiones novedosas, capaces de hacerse valer por sí mismas y lejos de asociaciones con lo cotidiano.
Entre las 19 amplias fotografías que privilegian el color dominante del lugar, destaquemos algunas. En primer término, las dos hermosas vistas con el quiebre momentáneo de arenales inmensos. Así, dentro de sus respectivas semejanzas con dibujos o pinturas, Desert 166 convierte en pura geometría su sucesión de rectas paralelas, mientras el fugaz desmoronamiento comunica a Desert 222 cierta fisonomía de táctil manchado informalista. Asimismo, se imponen las condensaciones de hielos, cuyos tan acerados volúmenes en grises y blancos azulosos aparentan escamas de un ser ignoto: los tres Ice 04, 11 y 23. Pero también el agua -bonito Water 902- consigue transfigurarse en ambarina coraza, donde la iluminación dinamiza sus rojos violáceos. Ya dentro de lo reconocible a primera vista, atrae la gran boca del volcán con sus leves y vivaces fumarolas.
En la misma sala principal, 16 filmaciones en pequeñas dimensiones testimonian los recorridos territoriales de la autora, cuya figura diminuta o su sombra avanzan en medio de la majestad del panorama. Completa la exposición una secuencia fotográfica en siete etapas -Breaking ice-, que capta, desde una peligrosa cercanía, el instante mismo del desprendimiento espontáneo de los hielos de un glaciar. Tampoco falta ahí el vuelo de las gaviotas, acostumbradas a un fenómeno que les facilita la pesca siempre imprescindible.
Por su parte, la Sala Gráfica de Patricia Ready muestra las recientes esculturas en formato mediano, de Elvira Valenzuela. Unificando dos materiales distintos, provocan la necesidad de tocarlas. Buen comienzo para el espectador. Hallamos, pues, grupos que amalgaman acero inoxidable y mármol blanco veteado. Uno -Desfragmentación I, II y III- superpone planchas marmóreas semejantes, a las que aprietan, férreas, metálicas plaquitas y tornillos. Más allá de reconocer que en estas superposiciones lo más cercano a la perfección resulta siempre deseable, asimilemos acaso sus formas a arcanos signos alfabéticos. Independiente, Antología dispone las placas y el metal, adoptando una bella disposición circular que remata en un vacío. El segundo de ambos materiales crea, entretanto, una especie de rebarba que subraya bien la movilidad serena y el sabor astral de este trabajo.
Similar amalgama otorga sabor arquitectónico a tres construcciones que definen asomos a muros que se cierran encima del acero de un cimiento o sobre una mancha incierta. A la inversa, el mármol puede convertirse acá en soporte regulador de un metálico paisaje cordillerano. Al mismo tiempo, aquellas murallas ahora derruidas resultan contenidas dentro del tenso espacio interior de acerados armazones geométricos. Pero la mayor novedad nos la proporciona el empleo de piedras volcánicas. Emergen estas circundadas en buena parte de su porción superior por acompasadas bandas de acero. Una atmósfera en alguna medida surrealista emana de cada una de ellas y nos obliga a evocar, con renovada contemporaneidad, una inolvidable imagen pictórica de Magritte, El castillo en Los Pirineos. Por último, restos metálicos planos construyen un mural de apariencia casi vegetal.
En un concurso más bien reciente, ya a la primera mirada nos conquistó Isidora Villarino. La firmeza de su composición, la justa densidad de un claroscuro que no necesita del color se ven ahora -Galería NAC- confirmados con mayor elocuencia. Es por un conjunto de ocho dibujos y un políptico, ejecutados con pigmento y grafito sobre poliéster, cuya apariencia además sugiere esfumados de pintura y precisión fotográfica. Sin embargo, lo más notable resulta la capacidad de la artista para descubrir, transfigurar y transmitirnos la belleza que pueden encerrar los funcionales, los crudos armazones de fierro, destinados al hormigón armado de edificios en construcción. Aquí, la destreza lineal se conjuga con las oscilaciones de los grises. Ellos corren desde la oscuridad férrea hasta claridades casi transparentes. Al mismo tiempo, ¡cómo logra Villarino encuadrar sus imágenes, haciéndolas dialogar con los espacios vacíos en blanco! Da marco adecuado a la exposición un entrelazado auténtico de las propias varillas metálicas, junto al complemento del bonito catálogo manufacturado por la autora.
Respirar-Breathe
Documentación fotográfica del recorrido de Denise Lira-Ratinoff por comarcas impolutas.
Fragmentos revelados
La escultora Elvira Valenzuela y su unificación de materiales que estimulan el tacto.
Lugar: Galería Patricia Ready
Fecha: hasta el 19 de enero
Estructural
Dibujos espléndidos que desentrañan la belleza de funcionales estructuras de construcción.
Lugar: Galería NAC
Fecha: hasta fines de febrero