Viajó, desde Francia, acompañado de su perro. Pasean juntos, salen a caminar. Le habla y le silva. El director Jean-Luc Courcoult se detiene en una terraza de Isla Negra, mira al horizonte y luego a su mascota. "El perro conoció el mar y ha sido una locura. Es un perro francés y mi único compañero", dice el realizador que en 2007 y 2010 marcó hitos en la escena local con "La pequeña gigante". Esta vez está de regreso en Chile y lleva tres semanas de vacaciones en el litoral. "Es una búsqueda, una introspección estar aquí. Hago cosas diferentes, leo y dibujo. Miro el mar, escucho el Pacífico. Estoy buscando la tranquilidad. De obra en obra nunca me detengo, y esto es una parada".
No es casual que haya elegido Isla Negra. El 9 de enero, su compañía Royal De Luxe se reencuentra con el público chileno en un nuevo espectáculo. El director que hace unos años era más expresivo, esta vez luce melancólico: "Me sentía muy mal en Francia, tenía que salir y quería irme a una casa cerca del mar. Algo muy simple. Estoy un poco perdido y solitario en esta vida conmigo mismo, pero tengo la confianza en que puedo llegar a construir algo nuevo... además estoy al lado de Pablo Neruda".
Su nuevo espectáculo se llama "Miniatures" y es uno de los montajes internacionales que llegan a festejar los 25 años del festival Stgo. a Mil. Claro que esta vez no hay marionetas de grandes dimensiones que recorran las calles. Son solamente actores quienes estarán durante 11 funciones en un escenario habilitado en el interior del Internado Barros Arana. "Espero este reencuentro como un niño. Quiero algo bello, algo fuerte, ver qué ocurre con la historia que cuento. Estoy seguro de que funcionará", dice el director, y luego se detiene en seco: "Nunca se está seguro de nada en esta vida. Este es un espectáculo particular, mucho más íntimo. Estoy nervioso, como cuando estás a punto de salir a escena, pero sé que está bien construido". Luego lo repite: "También sé que para que funcione debe ser bello y fuerte".
"Miniatures" fue imaginado después de los ataques terroristas de París en el año 2015, y su trama se centra en un piloto de línea aérea que observa, desde el cielo, los desastres que afectan al planeta. Por eso, entre otras razones, la compañía dejó en pausa las obras con gigantes: "En Europa hay problemas con hacer grandes espectáculos por los atentados. Cuando propones hacer un montaje de gigantes cuesta dos veces más caro y toda la policía tiene que estar ahí", explica Courcoult. Y continúa: "Es necesario irse a otro universo para seguir la aventura de Royal De Luxe, por eso es una obra miniatura y se trata de crear un vínculo íntimo. No me gusta rehacer lo que ya sé hacer. Hay que crecer y buscar".
Aunque Courcoult también dice que regresa por un lazo afectivo con Chile -"Recuerdo que los chilenos eran como niños, y eso me dio la dimensión amorosa de un país"-, y este montaje es un desafío para él y su compañía. "Todo lo que he hecho en el pasado no sirve, me encuentro siempre con un problema nuevo a resolver". ¿Y cuál es el problema esta vez? El director vuelve a mirar el mar de Isla Negra y responde seguro: "Hoy es difícil construir poesía en la calle".