El año que termina hoy comenzó incendiado. Acuérdense no más. El país se nos quemaba, sin control. Era una suerte de presagio de lo que viviríamos en 2017. Una metáfora. Una analogía. Pero con un protagonista.
Nos tocó vivir una campaña electoral incendiaria. La discusión pública fue sofocante. Nuestros líderes políticos parecían afiebrados. Las cabezas calientes se impusieron en el debate y a ratos llegamos a creer que se nos fundiría el país.
Seamos francos, durante este 2017 tuvimos que caminar sobre las brasas.
Pero el año termina bien. Hay que reconocerlo. La evidencia está en las imágenes que cerraron la dura contienda presidencial: Alejandro Guillier y Sebastián Piñera abrazándose frente a la mirada de aprobación de sus respectivas señoras; la llamada telefónica de la Presidenta saliente al Presidente entrante; la visita de los ministros bacheletistas al hogar piñerista. Fue otra rareza más de nosotros, los chilenos. Fuimos una vez más modelo a imitar para el mundo.
Otra cosa buena de este final de año es que comenzó a pasar la moda -desautorizada por la RAE- de insistir con el "estimados y estimadas", "chilenas y chilenos", "compatriotas y conmatriotas" , etc.... Lo que ocurre es que se nos estaba pasando la mano. Al punto de llegar al extremo de confundir a la gente que deseaba expresarse bien y no desafiar lo políticamente correcto.
Un par de ejemplos para ilustrar lo que digo. El otro día escuché en una radio que un personero de gobierno -o una personera, no lo recuerdo bien- habló de "actores y actoras". Y al día siguiente me vi envuelto en una discusión en que me insistían en que era igual de correcto decir "el calor" o "la calor". Mi contradictor sostenía que decir "la calor" tenía el mismo fundamento que decir "matria" en vez de "patria". Y me exhibió el saludo de Fiestas Patrias de una repartición del actual gobierno.
Sé que es impopular esto que estoy diciendo. Pero no puedo evitar pensar así. Sorry, pero me parece de sentido común.
Tan de sentido común como cuando consideré que la tesis de la Conaf estaba errada a propósito de los incendios de comienzo de año.
Me costó entender que la Conaf pusiera en duda que un avión gigantesco que lanzaba en pocos segundos toneladas de agua a tierra sirviera para ayudar a apagar un incendio forestal descontrolado.
Al final, todo el mundo tuvo que reconocer que el SuperTanker sí era un gran aporte, fundamental. De hecho, ahora, para la temporada de incendios que comienza, el Gobierno -lejos de volver a poner en duda su eficacia- ya tiene reservados los servicios de la enorme aeronave.
Es que creo que regresó el sentido común a nuestro país. Eso me alegra. Y todo se resume en el SuperTanker, al que he escogido mi Personaje del Año 2017. Pero junto al SuperTanker, o pilotándolo, más bien, nomino a la "Señora Juanita", la mujer chilena que representa la sensatez y el bien común. Creo que ella es la que está de vuelta. Ella es la que decidió la campaña electoral.
En síntesis, la figura de este año que termina es el SuperTanker, comandado por la "Señora Juanita". Estimados pasajeros, apóyense en sus asientos y disfruten del viaje por el sentido común que se viene.