"Es como vender el sillón de Don Otto"
El asunto es así: la mujer de Otto lo engaña con un amigo y el lugar del repetido suceso es arriba del sillón.
Entonces, para eludir y acabar con la afrenta, vende el sillón.
Nada se logra con la venta, porque el problema de fondo es otro.
Es justo lo contrario: Otto hace muy bien en vender el sillón, porque por algún lado hay que partir. Le quita a su mujer un punto de apoyo y un lugar cómodo. Es cierto que puede urdir otras ubicaciones para sus afanes: alfombra, sofá o quizá una reposera.
Si así fuera, sigue vendiendo los muebles, e incluso puede llegar al inmueble, si es que está a nombre de Otto.
Si no es así y ella es la propietaria, no pida más de la cuenta y ejerza, eso sí, el valor simbólico del gesto: venda el sillón.
"Echando a perder se aprende"
Para nada, cuando se echa a perder se echa a perder, y no solo no se aprende nada, sino que no se arregla nunca más. Esta frase, en la carrera del subdesarrollo, corresponde al ramo Mediocridad I.
"A caballo regalado no se le mira los dientes"
La teoría es que deberíamos aceptar cualquier tontera y pequeñez, cuestiones rotas, mal paridas y de tercera mano, solo porque son gratis y regaladas. No, por favor, no nos conviertan en seres miserables y mezquinos. Tampoco nos eduquen con la mentalidad roñosa. Lo gratis y lo pagado, regalado o no regalado, deben contener la misma calidad y dignidad.
"Mientras más conozco a la gente, más quiero a mi perro"
A la gente hay que conocerla lo menos posible, porque esa es la única forma de quererla. El interés del perro es el alimento y el agua, pero no usted; y si le hace gracias y le acepta el cariño es porque conoce a la gente, pero no es porque lo quiera.
"Una golondrina no hace verano"
Lógico que sí. Por ejemplo: la centroderecha gana una elección presidencial, y ya piensa en otro período y en otro, y hasta en un cambio de época y estación. Es natural.
"No hay que matar al mensajero"
Los reyes recibían una pésima noticia y ordenaban matar al portador de ese mensaje infame y nefasto.
Los reyes eran sabios, y el que trae la horrible noticia debe saberlo de antemano. Se le va la vida por esto de andar de correveidile. No da lo mismo. Solo sobrevive si le entrega la mala nueva a otra persona -ministro, sumo sacerdote, canciller- y que ellos se las arreglen y vean cómo lo solucionan. Ese es el principal trabajo de los colaboradores, y el segundo es decirle al rey lo que quiere escuchar: todo perfecto, no hay mensajes, cero problema, gran crecimiento.
"El que mucho abarca poco aprieta"
El éxito parte en la esquina opuesta. ¿Qué es lo esencial en el mundo antiguo y en el actual? No es abarcar levemente, acaparar algo, apretar mucho, coludirse apenas, abrazar poco o manotear lo que caiga. Lo esencial es que todo sea suyo.
"Al que madruga Dios le ayuda"
No, por supuesto que no. Dios no está preocupado por cuestiones tan menores e insignificantes, como la hora en la que cada uno se despierta o levanta, o bien si madruga. En absoluto. Dios, a la hora de ayudar, se fija en las grandes cosas. ¿Como cuáles? No sabría decirle.