¿Qué busca Universidad Católica al traerse como técnico a Beñat San José? La contratación del entrenador español implica un giro emocional respecto de lo que en algún momento pareció encaminarse el proyecto que condujo Mario Salas: en la cancha un equipo aguerrido, frontal, intenso, sin perder la naturaleza característica de los cruzados de buen trato de balón, y fuera de ella, una base sólida de jugadores con experiencia y cierta identificación con el club más el espacio en el plantel profesional para lo que debe seguir siendo la mejor cantera del fútbol chileno.
La llegada de San José representa un notorio progreso en su trayectoria. Su positiva gestión en Bolívar podría ser la prueba de capacidad necesaria como para asumir en un club que necesita urgentemente volver a ser primer actor del campeonato. Es el español un entrenador eficiente. Lo demostró en su paso por Antofagasta, en el que sin descollar pudo sortear el descenso de la mano de un equipo de gran aplicación táctica y muy consciente de sus límites. Y también, astuto: en Bolivia debió superar el complejo escenario institucional y competitivo de su club para llegar a disputar el título en la última fecha, y en el siguiente torneo, ya con el conocimiento adquirido, ganarlo con extremada facilidad.
Pero San José no es Salas. Sin ser (o aparentar) ser un estratega conservador, el estilo del español dista de la verticalidad, a veces caótica, que intentaba imprimirle Salas a Católica. Los equipos sudamericanos de San José hasta ahora han transitado bien por debajo de las revoluciones que las que imponía su predecesor (y eso que en Bolivia el fútbol se prestaba para el pelotazo largo o las transiciones a toda velocidad). El nuevo DT no ha perdido el espíritu de formador de inferiores que lleva en sus venas, y como todos sabemos el aprendizaje contempla etapas de desarrollo. Por eso, si los hinchas cruzados esperan volver a experimentar vértigo, es muy posible que se frustren, aunque a cambio ganarán de seguro mayor precisión y posesión de balón desde la salida del área propia.
Los sistemáticos fracasos de Salas en los dos últimos torneos, que huelga decir no borrarán su histórico paso, adelantaron la partida del técnico nacional sin que cerrara el proceso original. Aunque Salas quiso dar a entender la finalización de un ciclo, en Universidad Católica, como en la grandísima mayoría de los clubes chilenos, las partidas de los DT siempre están asociadas al reblandecimiento de la convicción directiva y al intrínseco temor -asunto que en la tienda cruzada se exacerba- a la crítica del socio vociferante y exitista más que a los gritos del hincha del tablón.
Con San José no hay garantías, por cierto que no, de que sea distinto si es que hay desvíos del proyecto por el que llega. Y, en tal sentido, es de verdad pertinente que en Católica se preocupen de clarificar las prioridades del técnico español -salir campeón, generar recambio con los juveniles, armar una nueva estructura en inferiores, etc., etc.- para que después no se anden lamentando como lo hicieron cuando partió Salas.