El concepto de capital social se ha ido aplicando a múltiples rubros en las teorías sociales. Este concepto es el que permite medir la colaboración social entre los grupos de un colectivo humano. Es un elemento importante del desarrollo de las economías y la paz social en países modernos.
La psicología también ha adoptado el concepto.
Si pensamos que la soledad es el mal de estos tiempos (la soledad verdadera, no la capacidad de tener compañía), sabemos que es fuente de la depresión, el mal del siglo. Y el capital social da cuenta de los niveles de colaboración efectiva entre los seres humanos que componen grupos y sociedades enteras.
Por ejemplo, el capital social mide la colaboración social dentro y entre los grupos que constituyen una entidad cualquiera como la familia, la empresa, el país. Promueve la formación de afectos, la confianza mutua, la reciprocidad, el acercamiento entre los seres humanos que componen un grupo, porque de eso depende la cohesión social. Mide y fomenta la formación de habilidades que promueven el desarrollo y el bienestar y la capacidad de sus miembros de satisfacer necesidades en conjunto y en beneficio mutuo.
En un grupo con capital social desarrollado hay menos violencia, menos desesperanza, menos soledad. Y más generosidad, en el sentido de que sus miembros comprenden que solos están más solos aún.
El capital social, como todo capital, se acumula, se crea, se mantiene y se destruye. Pero al revés del resto de los "capitales" no se agota con el uso. Aumenta.
También, como todo capital, requiere inversión. No es gratis. Debemos ponernos la tarea de crear capital social en nuestras vidas.
Donde hay otros, hay necesidad de juntarse, de resolver juntos, de acompañarse en las tristezas y los tiempos duros. Y lo que parece un esfuerzo es pura ganancia. Porque ya no estoy solo, porque ya no me siento inútil y egoísta, porque tengo metas y sé que las voy a desarrollar en conjunto y no en mi rincón, porque disminuye el miedo, porque armo complicidades, porque propongo y escucho proposiciones ajenas. Esa es la inversión. Crear confianza. Cada día que pasa la salud mental de los chilenos en general se deteriora. Hemos erradicado o controlado gracias a la ciencia las graves e invalidantes enfermedades mentales. Nos falta el capital social. Vamos que se puede, como dicen los lolos.