Es atractivo el pie forzado sobre el que comienza a armarse esta primera novela de Macarena García Moggia, hasta ahora autora de un libro de poesía, Aldabas (Edícola, 2016). Aunque esté enunciado en el título, de todos modos sorprende la aproximación: "No había ruido de autos ni de micros afuera. Quizá eso los despertó". Están en el departamento de Laura, a pasos de la Alameda, en una primaveral mañana de domingo, y el raro silencio es lo que los despierta, a ella y a Diego, dos amigos que finalmente han pasado una noche juntos y se miran con otros ojos. "Esta vez parece distinto porque ahora sí que pueden ser amigos, porque no hay deseo ya cuya insatisfacción oscurezca parte de lo que uno se atreve a mostrarle al otro, porque el deseo, si lo habrá, será en adelante libre de manifestarse, ahora que los cuerpos ya lo hicieron, las palabras no los podrán traicionar". Acto seguido, el narrador se pregunta si alguno de los dos creería eso. Porque puede ser también, se lee más adelante, "que el deseo lo oscurezca todo". Entre esos extremos discurre la novela, con un narrador que le cede la voz a uno u otro personaje e intercala, cada tantas páginas, datos técnicos sobre la maratón: cómo alimentarse la semana previa, cómo evitar la fatiga física y mental, cómo recuperarse más rápido, cómo entrenar, etcétera. Es irresistible vincular ambas experiencias: una relación de pareja es como correr una maratón. Hay personas expertas en carreras de fondo y medio fondo, y hay quienes dan lo mejor de sí en tramos cortos. Pero eso no se dice nunca en la novela, y ni siquiera se sugiere.
Con Maratón ocurre de manera ejemplar lo que, según Enrique Vila-Matas, contestó John Banville en una entrevista: "El estilo avanza dando triunfales zancadas, la trama camina detrás arrastrando los pies". Los fragmentos, los desplazamientos del foco narrativo, los diálogos en donde solo leemos a una de las partes, los recuerdos que alguno de los dos trae a colación, están escogidos y desarrollados por una voz narrativa que describe e interpreta a sus personajes y va fijándolos por entero o por partes en la cama, en un par de taburetes, en la ducha, en ese espacio mínimo de 30 metros cuadrados asediado por el hollín y por el ruido. No hay trama propiamente hablando, hay una materia sutil que fluye por las páginas y da cuenta de dos vidas que están ahí, en una encrucijada, en ese momento que siempre está en el recuerdo, nunca en el presente, el momento en que no sabes si debiste irte o hiciste bien en quedarte.
Macarena García Moggia.
Cuneta, Santiago, 2017 104 páginas.