Una gran virtud puede transformarse con facilidad en un gran defecto. Una gran virtud puede también producir efectos paradójicos.
Mucho hemos hablado de la cantidad de normas que se imponen las madres para asegurar ser buenas madres y garantizar el futuro de sus hijos.
Luchar por la excelencia es una gran virtud. Sin ella, el ser humano se ablanda y va relativizando las metas y sueños de su futuro. ¿Pero qué será esto de la excelencia? Hoy, por ejemplo, los colegios y universidades luchan entre sí por la excelencia académica. Los niños de colegios de excelencia están sometidos a un enorme estrés, a mucha competencia y a estándares de rendimiento altísimos. Lo mismo se requiere para ingresar a las grandes universidades y obtener un título que les permita vivir bien y ser respetados.
Hasta aquí, pura virtud.
Nadie agrega que esos jóvenes de esos mismos colegios están consumiendo alcohol de manera excesiva. Con ello liberan parte de la carga a la que están sometidos y se dan permiso para pasarlo bien y ser todo lo inadecuados que no han podido ser.
"Está borrado", dice un joven mientras ruega a su papá que lo lleven a su casa porque no puede volver a la de él en ese estado. Sus padres no se enteraron de ese episodio, pero la verdad es que muy rara vez es un solo episodio, muy rara vez es excepcional. Ni el deporte que es un gran escape al cansancio y al estrés ha conseguido que los jóvenes disminuyan la ingesta de alcohol. Y con ello la promiscuidad sexual, que también se olvida al día siguiente junto con la borrachera. Las mujeres de la fiesta o la junta toman también mucho y, por lo tanto, sus posturas frente al sexo se olvidan. Muchos embarazos y posteriores abortos en países vecinos vienen de noches de borracheras donde ellas y ellos estaban "borrados".
Los padres saben poco o nada, porque tampoco quieren que sus hijos sean los "nerds" que apenas toman y quedan fuera del grupo de los "bacanes".
Lo anterior ha sido profusamente comentado en reuniones de psicólogos de adolescentes. Muchos han llegado a la conclusión de que es mejor más libertad para la gente joven en los niveles de exigencia en colegios y universidades si es real que es este cansancio de rendir obligatoriamente lo que los lleva a tanto consumo de alcohol. También recomiendan más presencia de los padres (aunque sus hijos se avergüencen) en las fiestas y "carretes".
La excelencia también es el control. Sobre todo de aquello que nos daña.