A este Colo Colo le gustan los calificativos. Así como Guede bautizó como "El Tanque" a Paredes -un delantero habilidoso y fino que jamás tuvo ese apelativo-, ahora Jorge Valdivia intenta patentar "Los perros salvajes" para definir el estilo del principal aspirante al título del torneo. El concepto ya lo tomaron el técnico y el presidente de los albos en un intento por destacar el esfuerzo y bravura de sus jugadores.
Nada más lejos de la realidad. Este Colo Colo no muerde ni corre desenfrenadamente; no acosa al rival; no transforma cada pleito en una cacería. Quedó demostrado ante Curicó, donde se complicó en el primer tiempo ante la falta de espacios y definió con frialdad en tres minutos aprovechando dos pelotas detenidas. Fue certero, no perdonó, y ratificó que es un cuadro inteligente y de buen trato al balón. Pero no son perros salvajes, por cierto.
El asunto puede parecer trivial a no ser por un detalle: es importante cómo los albos se ven a sí mismos, porque tienen la primera opción para levantar la corona y proyectarse al plano internacional. Si logran entronizar el concepto, podrían pensar equivocadamente que son la dinámica, la marca implacable y el despliegue físico sus principales características, lo que los puede llevar a tomar decisiones equivocadas.
De hecho, lo que le falta a este equipo es rigor en la marca, una actitud más combativa en el mediocampo y, obviamente, la capacidad de presionar más arriba. Le sobra talento, pausa, aprovechamiento racional de los espacios, aunque es evidente que Jaime Valdés ya no tiene el fuelle de antes, lo que se compensa con una gran temporada de Jorge Valdivia, de impensado despliegue. Si Colo Colo levanta la Copa, sería equivocado e injusto que trataran de pasar a la historia como lo que no fueron.
Para los otros dos aspirantes, Unión Española y la U, quedará la certeza de que la primera opción se escapó en la fecha 13, cuando los azules se inmolaron ante Audax y los hispanos no pudieron con Temuco, lo que confirma que la emoción de estos torneos cortos está dada no por las rachas, sino por los detalles. Y que los errores siempre se pagan.
La escuadra de Guede salvó otra valla complicada, pero lo hizo aferrándose a lo que más tiene: talento y madurez. Que no se engañen. Ni renieguen de lo que son.