Uno de los hechos más intrigantes de la primera vuelta presidencial es el gran diferencial de votos entre los candidatos de la centroderecha y los partidos políticos agrupados en Chile Vamos. Los dos candidatos de la derecha, Sebastián Piñera y José Antonio Kast, sumaron un 44,57% de los votos en la elección presidencial, pero los partidos de Chile Vamos apenas acumularon el 38,66% de los sufragios en la elección de diputados.
Este diferencial de 5,91 puntos porcentuales es muy significativo, sobre todo si se tiene en cuenta que en ambas elecciones participó casi el mismo número de personas: 6,5 millones.
Al cientista político Emilio Meneses le llamó la atención este fenómeno, y decidió analizarlo voto a voto. Su razonamiento fue el siguiente: los sufragios de Piñera y Kast suman 2.940.429. Los partidos de Chile Vamos, en cambio, acumulan 2.319.428 votos. Si a esa cantidad se añade la votación Amplitud, el partido de Lily Pérez que se declaraba leal a Piñera, la suma de votantes de partidos de derecha se eleva a 2.380.747. A esta cantidad de votos hay que incrementarle un 10%, que es la cantidad de sufragios nulos y blancos que se registró en la elección de diputados, muy superior al 1,5% de la presidencial.
Como resultado de estas operaciones surge un desfase de un poco más de 321.000 votos que los candidatos presidenciales de la derecha obtuvieron por encima de los partidos de su sector. La cantidad se puede reducir a 271.000 votos si se dividen proporcionalmente con el resultado los votos que obtuvieron candidatos independientes no adscritos (104.000 sufragios).
Este superávit de votos de la derecha en la presidencial debe corresponderse con un déficit entre sus oponentes, la Nueva Mayoría y el Frente Amplio. Si se repiten los mismos cálculos con los demás candidatos relevantes, se descubre que Carolina Goic tuvo 291.000 votos menos que la Democracia Cristiana y Alejandro Guillier logró 90.000 votos menos que los partidos de La Fuerza de la Mayoría. Sin embargo, Beatriz Sánchez tuvo 249.000 votos más que el Frente Amplio y Marco Enríquez-Ominami (ME-O) logró 116.000 votos más que su coalición Por todo Chile.
Una vez que se imputan los votos de los Verdes, de Ciudadanos, los independientes y la parte proporcional de nulos y blancos, resulta que los candidatos presidenciales de centroizquierda tuvieron 203.000 votos menos que los partidos de su sector. Esta cantidad no es igual, pero se acerca a los 271.000 votos de superávit de Piñera y Kast. La diferencia entre ambas cifras equivale a cerca de un 1% de los votantes, que también es la cantidad de votos que sacaron Eduardo Artés y Alejandro Navarro, cuyos datos no han sido considerados en estos cálculos.
La principal conclusión que Meneses saca de sus cálculos es que, con toda probabilidad, Sebastián Piñera ya recibió un fuerte voto de la Democracia Cristiana en la primera vuelta. Si se divide por mitades el diferencial de votos de Goic y la DC, eso supondría que unos 150.000 votos fueron ya a la candidatura del ex Presidente. El experto considera probable que la otra mitad podría haber ido a Guillier.
El resto de votos que constituyen este diferencial entre los candidatos presidenciales y los partidos de Chile Vamos pueden atribuirse a nuevos votantes movilizados por Kast y otros votantes procedentes de partidos como Ciudadanos, que no tenían candidato presidencial.
Este hecho, sin embargo, confirmaría que la votación de Sebastián Piñera, y muy especialmente la suya que coqueteó con el voto DC, ya ha recibido el dopaje de este votante y, por lo tanto, no existiría una reserva de votantes DC disponible para la segunda vuelta.
En el comando de Piñera estos números no han sido analizados con detalle, pero si a primera vista los datos parecen coherentes, el candidato tiene por delante un enorme trabajo pendiente para movilizar al electorado de derecha que no acudió a votar más que por captar votos en la DC.