Una traducción más precisa del título podría ser "El gran vacío". Esta novela de James Ellroy es la segunda del cuarteto de Los Ángeles, integrada también por La dalia negra, Los Ángeles confidencial y Jazz Blanco, publicadas entre 1987 y 1992.
Las versiones cinematográficas de algunas de ellas han contribuido a su popularidad, pero no son suficientes para explicar su calidad de long sellers, de libros que vuelven periódicamente al mercado y conquistan nuevos lectores. Ellroy es, sin duda, uno de los maestros de la novela negra clásica en la escuela más genuina de Estados Unidos, donde los crímenes no son acertijos que el detective tiene que resolver, o no solo eso, asépticos crucigramas, sino inmersiones en las profundidades de la maldad, la perversión y la psicosis asesina. En esta novela, dos hilos narrativos convergen de modo progresivo.
Por un lado, el hecho criminal, el brutal asesinato -con detalles horripilantes por la crueldad y el traspaso de límites casi impensables- de tres homosexuales en la ciudad de Los Ángeles. El segundo, la caza de brujas dirigida contra los militantes o simpatizantes del Partido Comunista en la industria del cine, que no está al servicio del altruismo ni del idealismo, ni nada que se le parezca; en realidad, es la búsqueda de excusas para desmantelar algunos sindicatos poderosos y reemplazarlos por unas organizaciones vinculadas al crimen organizado, con la anuencia y respaldo de las autoridades.
El retrato de la sociedad estadounidense de la época es implacable. La tenencia de marihuana puede significar años de cárcel. La homosexualidad es un delito y a ningún policía le interesa resolver crímenes en una minoría despreciada. Los departamentos de policía de la ciudad y del condado protegen a distintos delincuentes y disputan entre sí.
La violencia contra las minorías está completamente normalizada. Pero, con Ellroy, siempre hay algo más. Pocos novelistas tienen la capacidad de mostrar el lado oscuro de cualquier persona. Lo fascinante de estas novelas no radica tanto en la resolución de crímenes o en la revelación de conspiraciones y complicidades entre el poder político y el crimen organizado. Está en ese buceo obsesivo en lo que puede esconder el corazón humano, cualquiera, el del vecino, el del policía, el del lector, aunque nunca llegue a aflorar a la superficie, salvo un pensamiento que por una vez relampaguea en la conciencia, o que se manifieste en traiciones degradantes o crímenes de extremo salvajismo. Con Ellroy nadie está a salvo. Por eso leerlo es tan inquietante.
James
Ellroy.Literatura
Random House,
Barcelona, 2017.
522 páginas.