La importancia de la participación de los inmigrantes residentes en Chile en las próximas elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales es una puerta de acceso a la ciudadanía y a formar parte de una sociedad que avanza hacia la inclusión de la diversidad en cualquiera de sus formas.
Bajo el esquema de sufragio antiguo, los datos oficiales mostraban que la magnitud más alta de electores extranjeros habilitados para votar se alcanzó en la elección presidencial y parlamentaria de 1989, con 20.245 inscritos. Con la incorporación de la inscripción automática y la modernización de datos, las cifras del Servel arrojan que en las elecciones de 2012 había 167.521 inmigrantes habilitados en el padrón electoral.
Las cifras del próximo proceso son aún más potentes: el 19 de noviembre podrán votar otros 99.595 nuevos electores de origen extranjero, lo que representa un 59,4% más que en el sufragio anterior. Esto quiere decir que 267.116 migrantes podrían sufragar para elegir al próximo Presidente de Chile. Así, es indudable el protagonismo que van tomando las comunidades de diversos países que conviven en Chile.
Es importante señalar que para que cualquier inmigrante pueda acceder a este derecho cívico no solo tiene que residir en el país, sino que debe cumplir con todos los demás requisitos constitucionales: contar con cinco años de residencia al menos, ser mayor de 18 años y no haber sido condenado a pena aflictiva.
Hace pocos meses fue presentada la nueva Ley de Migraciones y esto sitúa a los políticos en la obligación de incorporar en sus campañas y planes de gobierno propuestas para los migrantes, considerando sobre todo que en el contexto de desafección política que se vive en Chile y en el mundo, cada voto cuenta.
Si bien es cierto que el discurso antiinmigrante ha calado en algunas esferas sociales, desinformando y generando rechazo en la población nativa con discursos que asocian a los inmigrantes con un nulo aporte al país, con la delincuencia, con la falta de empleo, con enfermedades traídas desde su país de origen y con un supuesto acceso preferente a subsidios y servicios sociales del Estado, la realidad es muy distinta, y estas ideas antes mencionadas no se sustentan en argumentos claros ni fidedignos. Los migrantes hoy son la fuerza creadora de un mundo nuevo y de todos, empezando por sus países de origen, tránsito y destino. A estos últimos aportan, además y contra todo obstáculo e incomprensión, como dobles o múltiples agentes de desarrollo.
Las personas inmigrantes son parte consustancial de las nuevas realidades mundiales y también una expresión emblemática de sus contradicciones y desafíos. Ellos están cambiando, de hecho, la forma de pensar y de vivir la democracia y la cultura, son embriones de construcción de la nueva ciudadanía. Y, en este contexto, cada proceso eleccionario tendrá más migrantes habilitados para sufragar, lo que levanta el desafío no solo para el sistema electoral chileno y la sociedad, sino también para las mismas comunidades extranjeras que deben buscar ejercer su derecho en las urnas.
Carolina Huatay Álvarez
Directora de ProMigrar