Buenazo. Ese es el título bajo el cual la editorial Random House publica el libro más personal de Gastón Acurio. Nada de lujosas ediciones con fotografías impactantes y recetas de mantel largo. No. Aquí, sin dibujos siquiera, Acurio se explaya en confianza y casi íntimamente, sobre 600 recetas para "volver a cocinar en casa". Esos platos de toda la vida, que hacen que la comida tenga un sentido de familia, reunión, rito y amistad. El lanzamiento será durante la Feria del Libro y, definitivamente, hay que leerlo. Es como escuchar a un amigo, que da por hecho que algo sabemos de cocina y se concentra en lo importante. Relata el proceso sin ponerse demasiado riguroso, ratificando que la cocina tradicional, la de siempre, es la que nos mantiene unidos a nuestro entorno y familia, y la que al mismo tiempo permite que la vanguardia se desarrolle. ¡Entretenido e imperdible!
Y si de tradicional se trata, un ícono ochentero: el Lomit's. En su clásica esquina de Providencia, el local no debe haber sufrido muchas transformaciones. Su barra redonda, alrededor de la cual se sientan los parroquianos en sus taburetes rojos, bajo las aspas de los ventiladores.
El comedor, pequeño, como una pérgola con barrotes de madera, sobre los cuales se lucen plantas y coquetas flores rojas, plásticas. Los mozos, de toda la vida. Señores que no toman nota, no lo necesitan, que saludan a los de siempre y que cumplen su papel sin sonrisas innecesarias.
Aquí se encuentran platos sencillos, como las carnes o pescados a la plancha o fritos. Claro que su milanesa es un must. El consomé no falla, con huevito o solo, así como el salpicón de ave, jamón o espárragos, todo una joyita chilena, casi arqueológica a estas alturas, despreciada por humilde.
Siguen sus famosos sándwiches y los postres más clásicos como el marrón glacé, el plátano con miel, la fruta al jugo o el infaltable panqueque con manjar. Un lugar para recordar, para los nostálgicos. Porque nada parece haber cambiado. ¡Vivan los 80!