El psicólogo estadounidense Jonathan Haidt afirma que el cerebro humano no está diseñado para conocer la realidad, sino para justificarla. Por eso nos interesaría poco aprender de los errores y, en cambio, nos gusta mucho encontrar culpables. Eso quizá explique la polémica provocada por los resultados de la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP).
Carolina Goic y Gabriel Boric encarnan los dos extremos de la discusión. La candidata DC la atacó con dureza afirmando que un ex ministro de Sebastián Piñera, Harald Beyer, y un alto cargo de su administración, Roberto Izikson, intervienen en su elaboración. Gabriel Boric, del Frente Amplio, en cambio, le quitó dramatismo y dijo que siempre le ha parecido un error culpar a las encuestas de sus resultados.
La acusación de Goic recordó al futbolista que exagera una falta para intentar condicionar al árbitro. Pensar que Beyer o Izikson iban a comprometer su reputación por retocar las cifras de una candidata que no está en los tres primeros lugares, es una osadía.
Sin embargo, el error sí es posible. La última encuesta del CEP en 2013 sobredimensionó el apoyo a Bachelet (se dijo que ganaría en primera vuelta) y minusvaloró el que tenía Evelyn Matthei.
Hay, además, fenómenos que distorsionan las encuestas. Uno de los más conocidos es "la espiral del silencio", definido por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann. Esta tesis sostiene que, en determinadas circunstancias, surge un "voto oculto" debido a que las personas tienden a adaptar su conducta a las actitudes predominantes. Si alguien le lleva la contraria a la mayoría, probablemente tienda a callar sus opiniones.
Diversos expertos han asegurado que Goic y José Antonio Kast son los candidatos que "sufren más fuertemente la espiral del silencio" y que eso probablemente les penalizó en la encuesta CEP. Esta le asigna una intención de voto del 3% a Goic y del 2,2% a Kast. Tomando en cuenta que el margen de error de la encuesta es del 3%, ambos están entre el ser y la nada.
Lo que no tiene mucho sentido es apostar al mismo tiempo por "la espiral del silencio" y extender la idea de que Sebastián Piñera ganará en primera vuelta. La idea de una victoria en primera vuelta parece un toque a rebato de la centroizquierda, una campaña del miedo, para mantener cuadradas sus filas. Pero ambas tesis se matan entre sí. Si las preferencias por Goic y Kast, que están en caladeros donde también quiere pescar Piñera, han sido subestimadas por "el voto oculto" y este resulta ser superior, entonces el ex Presidente no ganará en primera vuelta de ninguna manera.