Decenas de efectivos de la PDI, fuertemente armados, se desplazan a toda velocidad por calles de La Florida. Llegan a la reja de entrada de una casita y la hacen explotar. Es la llamada "Operación Medusa", que tiene un objetivo: allanar las viviendas de los 13 sospechosos del delito de robo con uso de drogas de sumisión, ilícito que no deja huellas, porque las víctimas no recuerdan nada. Las imágenes del operativo, que irrumpió también en otras 10 casas de distintas comunas, tienen espectacularidad cinematográfica y una vibrante musicalización. Pero es una escena real y ocurrió en la madrugada del 21 de agosto pasado. Así parte "Misión encubierta", el programa que debutó la noche del domingo en Mega y cuyo equipo realizador, que investigó el tema por casi un año, aportó al caso con pistas fundamentales.
No es casualidad que varios integrantes de este equipo -como la periodista Carola Fuentes- hayan sido parte del elenco que años atrás, en el programa "Contacto" de Canal 13, descubrió el paradero de Paul Schaefer y desbarató la red de pedofilia que encabezaba Sakarach. Es un elenco con experiencia en periodismo de investigación y que contó con el tiempo y los recursos necesarios para llegar a puerto. Los 12 capítulos de "Misión encubierta" tienen un promedio de siete meses de grabaciones, realizadas por un equipo de 20 personas, de las cuales 10 son periodistas. Todos estos factores tienen un resultado: un relato apasionante con saltos en el tiempo, imágenes sorprendentes -obtenidas con cámaras ocultas- y factura cinematográfica.
El caso policial es narrado en primera persona por un periodista encubierto, quien se interna en las profundidades del carrete en Bellavista, para entender el modus operandi de esta mafia de féminas, expertas en echar benzodiazepina molida a los vasos de incautos bebedores. Este reportero-narrador se mueve en moto, forrado con casco y gruesas vestimentas oscuras, una suerte de Robocop, Batman o Centella, según lo bautizaron los tuiteros que, sin aliento, siguieron su aventura. El hombre no muestra nunca su identidad, pero sí devela las emociones que le va despertando la investigación: el miedo, la sorpresa, la frustración.
Este protagonismo puede molestar a quienes rechazan la imagen de un periodista convertido en héroe. También puede perturbar el hecho de que este narrador tenga dos voces. Una es la voz en off -formal, de acento neutro- y la otra es la del periodista real que, sin mostrar su rostro, entabla diálogos con víctimas y victimarios, y que tiene un acento extranjero. Eso confunde un poco, pero no opaca el resultado final, que es una sólida muestra de buena factura televisiva en imágenes, edición, guion y musicalización.
Los realizadores del programa justifican el uso de periodismo encubierto y de cámaras ocultas por estar haciendo una investigación de relevancia social, ya que se está develando un delito que ha cobrado muchas víctimas e incluso vidas. También deja al descubierto muchas falencias en los protocolos de Carabineros para enfrentar las primeras denuncias de estos casos. Pero sobre todo, entretiene, conmueve y puede provocar cambios de conducta en las salidas nocturnas.
"Misión encubierta" logró un promedio de 25,8 puntos de rating . En ese mismo lapso, Canal 13 obtuvo 15,6 puntos; TVN, 7,1, y Chilevisión, 3,7.