José Antonio Kast ratificó en el encuentro empresarial de Enade que, por su estilo, es el candidato sorpresa de esta campaña. Apelando a veces al rigor o al buen humor, Kast es original, pelea todos los argumentos, confronta desde los datos y, cuando no los tiene, lo hace desde el sentido común o la emoción cotidiana. Además, es valiente. Se aventura en el territorio comanche de sus adversarios para debatir con ellos o exponer sus contradicciones. Acude al aniversario del 11 de septiembre en La Moneda, aunque lo increpen, se querella contra la CUT porque se siente discriminado o se hace el test antidroga para probar que está limpísimo.
Ayer, Kast jugaba como local ante los empresarios. Y sacó más aplausos que el otro candidato favorito del sector, Sebastián Piñera. Además, llevó una propuesta audaz: dijo que bajará el impuesto de sociedades hasta el 21% para hacerlo converger con el de la renta de las personas (y eventualmente el IVA). Un tipo tributario único para todo el país, una de las propuestas impositivas que se están convirtiendo en un punto de acuerdo de los más liberales de todos los partidos a nivel mundial. En España, fue Miguel Sebastián, un ministro del ex Presidente Zapatero, cuyas ideas se mueven más en el liberalismo progresista que en el socialismo, quien lo propuso. La idea de una flat tax también es vista con interés en los países nórdicos y entre los liberales centroeuropeos.
Sebastián Piñera resolvió su presentación con su acostumbrada actitud ejecutiva. Invitó a los presentes a protagonizar la "segunda transición", la que saque a Chile del subdesarrollo. La idea de "segunda transición" ha provocado una disputa sobre la propiedad intelectual del concepto. Lo emplea Alejandro Foxley en el libro "La segunda transición, conversaciones con A. Foxley", que Cony Stipicic y Cecilia Barría han escrito sobre él y que precisamente se presentó esta semana. Carolina Goic dijo en su intervención en Enade que le habían expropiado la idea a Foxley. Pero hay pruebas documentales de que Piñera ya usó exactamente la misma idea en el discurso de su primera victoria presidencial, la noche del 17 de enero de 2010.
OCASIÓN PERDIDA
La que realmente desperdició su oportunidad en el foro de Enade fue Beatriz Sánchez. Su presentación fue una mera repetición de la que ya hizo en el seminario de la Sofofa, UDP y "El Mercurio", en septiembre, donde planteó su "impuesto a los superricos" y el nuevo royalty minero.
La gran innovación de Sánchez fue dejarle unos minutos de su presentación a Marco Enriquez-Ominami que, a través de un video, se dirigió a los empresarios en un tono fresco y apelativo. "Desde la última vez que nos vimos, algunos de ustedes aquí presentes, empresarios, se han portado mal, muy mal", dijo ME-O, que criticó las colusiones y otras malas prácticas mientras guiñaba un ojo a la cámara. Hubo alguna muestra de incomodidad entre los presentes, pero no llegó al nivel de abucheo. Al final, todos recordaban más la intervención de ME-O que las ideas de Sánchez.
El que sorprendió con una lectura plomiza de un programa calcado al que expuso en la Sofofa fue Alejandro Guillier. El ex presentador de TV no mostró ninguna sensibilidad por el lenguaje audiovisual con el que se ganó la vida mucho tiempo: ni una diapositiva, ni un video, ni un sonido.
Cerró la ronda de candidatos Carolina Goic, que sí llevaba diapositivas y que se apropió del discurso de Ricardo Lagos ("lo importante es crecer y lo demás es música") para invitar a los empresarios a invertir. La audiencia, sin embargo, había quedado extenuada con la intervención de Guillier y había un creciente déficit atencional. Goic es una buena candidata desde el punto de vista formal, su imagen no crispa, tiene una voz tranquilizadora y, a veces, puede ser muy apelativa (cuando se enfada). Pero lo que no tienen fuerza son sus ideas programáticas. Estas últimas son como una mesa redonda, sin esquinas donde quedarse enganchado.