Demi Lovato - "Tell me you love me"
El estigma del concepto "ex chica Disney" es difícil de sobrellevar, pero Demi Lovato tomó las riendas de su vida y de su carrera en el momento indicado. Después de superar un profundo alcoholismo e iniciar una nueva etapa personal, su música también se revitalizó. En sus propias palabras, "Confident" (2015) mostró "la más auténtica versión de quien soy", y esa declaración de intenciones desemboca en una discografía que se siente más libre y con ganas de proponer, sin olvidar que en el pop se gana con hits .
De hecho, en su último álbum, "Tell me you love me" (2017), la protagonista de "Sunny, entre estrellas" arremete de inmediato con "Sorry not sorry", pieza que echa mano al R&B para revelarse como una femme fatale y sin ninguna culpa. Allí comienza un repaso por sonidos familiares dentro de la industria musical, pequeños guiños que hacen imaginarnos a Chance The Rapper, Imagine Dragons o Daft Punk, en el punto en el que la música electrónica se funde con el soul y el funk.
Demi Lovato expone lo mejor de su repertorio en las primeras cuatro canciones, mostrando también una versatilidad para unir baladas de corte introspectivo con beats compuestos para la pista de baile que, sin embargo, empiezan a quedar en deuda a medida que corren los minutos. La familiaridad se vuelve predecible y, lamentablemente para sus pretensiones, el interés por el tema que viene a continuación se pierde muy fácil. Si quiere ascender a la primera línea del pop femenino, para la próxima deberá redoblar esfuerzos.
Wolf Alice - "Visions of a life"
Ellie Rowsell, la frontwoman de Wolf Alice, le pregunta a un chico: "¿Quién te ha herido?" en "Sadboy", algo sarcástica al tratarlo luego como "chico a la moda". El conjunto británico comulga con los pesares de la juventud o los miedos de los millennials , pero como esa amiga que escucha cada una de tus quejas sabiendo que no debe tomarte lo suficientemente en serio, termina animándote a través de otras fórmulas. No hay palabras de aliento ni esperanza en el futuro, más bien un desahogo consistente en palabrotas y una dosis bien medida de noise rock .
Así podría definirse "Visions of a life" (2017), el más reciente disco del cuarteto con base en Londres, que musicalmente mantiene el método mostrado en su álbum debut, "My love is cool" (2015): una retrospectiva de los años noventa, interpretando pasajes del grunge más melancólico y un shoegaze de intención melódica, más cercano a Slowdive que a My Bloody Valentine; un flashback hacia la vida de los adolescentes de la última década del siglo pasado, con los mismos problemas de autoestima de la generación actual.
"Visions of a life" fue producido en Los Angeles por Justin Meldal-Johnsen, cerebro detrás del "Hurry up, We're Dreaming" (2011) de M83. Y su talento se nota en la forma de manejar la tensión, con "Heavenward" como el más claro ejemplo, donde la canción descansa en las armonías apacibles, adormeciendo los sentidos para liberar la energía en el momento de mayor calma, como si fuese un experto en el manejo de fuegos artificiales. Los púberes necesitan ese remezón, porque la vida sigue de todas formas.