Al fin llegó a Chile un grupo de refugiados sirios. Bienvenidos. Los esperamos durante más de dos años. Sufrieron horrores por la guerra civil. Luego, incertidumbres en campamentos en el Líbano. Más de trescientos mil han muerto desde que se desencadenara el conflicto sirio en marzo de 2011.
Las reservas por la larga espera y el reducido número de refugiados acogidos por Chile pierden alguna importancia. Esta vez su asentamiento parece bien planificado. Se revisaron sus antecedentes, se practicaron exámenes médicos previos a su ingreso y se dispone de recursos para viviendas, salud, idioma y educación. Las municipalidades de Macul y de Villa Alemana les prestarán facilidades de radicación y existe buena disposición de la comunidad siria residente.
No debería repetirse el abandono de los refugiados de Timor Oriental y Palestina. Algo parecido a lo que sucede con migrantes en situación de pobreza que ingresan ilegal o fraudulentamente como turistas sin serlo. En materia de migraciones, el país debe definir sus políticas y actuar con responsabilidad. El Gobierno, salvo esta y otras excepciones, no lo está haciendo. Aporta escasos fondos asistenciales y una débil institucionalidad para el servicio a cargo de Extranjería y migración. Paralizó el proyecto de Extranjería del Presidente Piñera. Recientemente presentó otro, que seguramente quedará para la próxima legislatura. Se han perdido más de cuatro años en una década calificada mundialmente como de las migraciones.
En octubre de 2015, en esta misma columna, sugerí al Gobierno que ofreciera refugio a un grupo importante de sirios. Su situación es infinitamente más desesperada que la de los refugiados de otros países. Chile podía hacer un aporte humanitario que nos distinguiría mundialmente y beneficiaría internamente. Más adelante la Presidenta Bachelet se comprometió ante Naciones Unidas. Su decisión humanitaria siguió a la matanza de inocentes por el bombardeo de Kan Sheikoun, con armas químicas, por las fuerzas de Al Assad con la complicidad de los rusos.
La tragedia siria continúa. La semana pasada bombardeos rusos y del régimen del Presidente Bashar al Assad dieron muerte a centenares de civiles, incluyendo niños, en la provincia de Deir Ezzor. Otros tantos corrieron la misma suerte: intentaban arrancar de la guerra cruzando el Éufrates. Fue la semana de mayores muertes desde la batalla por Alepo.
Chile está contribuyendo a aliviar el sufrimiento de los refugiados sirios. Es posible ampliar este programa considerando la experiencia que se adquiera y la reunificación familiar. Además, se cuenta con los financiamientos del impuesto a los pasajes aéreos que se traspasa a Naciones Unidas y se pueden negociar fondos adicionales con gobiernos y organizaciones para la relocalización de refugiados. Con más imaginación y decisión, podríamos avanzar en los asuntos migratorios.