The Killers - "Wonderful wonderful"
La carrera de The Killers, desde su debut "Hot fuss" (2004), podría asemejarse a la de un boxeador que conoció la gloria antes que el fracaso, los títulos antes que las caídas, traducidas en una discografía que luego de su segundo larga duración "Sam's town" (2006) giró hacia la intrascendencia. Pero al cuarteto de Nevada no hay que darlo por muerto, y su último álbum "Wonderful wonderful" (2017) es la sombra de un púgil que se levanta de la lona.
No se trata de una resurrección ni una reinvención, sino más bien una toma de conciencia de cuáles fueron las armas que los ubicaron como una de las bandas indie más influyentes de la década pasada. Y la respuesta son los hits , cortes como "Run for covers" o "Tyson vs. Douglas" que recuperan el ritmo más frenético del grupo bajo la fórmula de melodías sencillas, que van alimentando su carácter desde los sintetizadores y la tradición post-punk de New Order, volviéndose memorables gracias a la facilidad de Brandon Flowers para convertir coros en himnos.
También se inspiran en U2 en "Life to come" para lograr una atmósfera épica, casi magnificente, que redondea en una canción positiva e inofensiva, que logra convivir con la audacia de "The man", el primer sencillo del disco que juega con la idea, irónica, de un macho invulnerable tan perfecto en su andar que cualquier caída puede mostrar su profunda fragilidad, la misma de los niños desamparados del tema que da nombre al álbum, donde no queda más que rezar. The Killers vuelve a ponerse en pie, ya agarró su segundo aire.
Alejandro Paz - "Sin llorar"
Al volver a Chile en 2015, después de vivir cuatro años en Europa, Alejandro Paz ya no quería estar solo. Uno de los productores electrónicos más reputados del panorama musical chileno buscó profundizar en las inquietudes que lo hicieron agarrar un instrumento por primera vez. El DJ estudió guitarra, formación que lo envalentonó a acudir a sus amigos Felipe Sánchez y Diego Morales para formar una banda. Dejó las máquinas en segundo plano y se dispuso a lanzar su primer álbum de estudio.
"Sin llorar" se llama el LP del músico que, de todas formas, no deja el underground a un lado. Conoce su hábitat, y lo suyo son los sonidos hechos para la pista de baile, secuencias repetitivas que envuelven bajo la atenta mirada de la bola disco. Eso sí, el hombre de "El house" mide las frecuencias en clave latina, como esa corriente new wave , con guiños a la música industrial, que nos pegó fuerte durante los años 80. Una aproximación local al catálogo más oscuro de Depeche Mode o Tears For Fears.
De hecho, luego de haber residido un tiempo en Alemania, destacan los arreglos kraftwerkianos y también una forma de cantar por parte de Paz que cautiva en su acento neutro y resonancia robótica, donde cada sentimiento -desde el desamor a la rabia- parece generar la misma impresión, alienado por los resultados. Algo similar ocurre en el transcurso de todo el disco, con nueve canciones demasiado similares entre sí. Aun así, el productor da un paso adelante hacia una propuesta que en vivo puede resultar mucho más atractiva.