Un nombre conocido que se renueva, un nombre nuevo que se afianza. Eso constituye la doble exposición que está ofreciendo Galería Artespacio. Concepción Balmes corresponde al primer caso. Es que, a través de su obra más reciente -entre 2015 y 2017-, nos deja ver un hondo vuelco renovador. Consiste en la sabia incorporación de la gráfica a su pintura. Los buenos frutos conseguidos emergen elocuentes. Se trata, pues, de dibujos a plumilla con tinta china negra que representan, mayoritariamente, una botánica con apariencia de herbario minucioso, al que suele injertar con fluidez órganos humanos, esqueletos de humanas extremidades o bien un ojo contemplativo. Asimismo concurren auténticos residuos vegetales secos -flores, hojas, palitos- y ocasionales restos epistolares manuscritos, en función mucho antes formal que conceptual. Todos estos ingredientes resultan vertidos sobre el soporte protagónico de pedazos de papel de texturas diversas. Estas últimas, por momentos, traen el eco provechoso de su ilustre progenitor, José Balmes. Los trozos irregulares del papel se constituyen integrados entre sí mediante un también fundamental zurcido a mano. Importancia similar a lo anterior cumplen ciertos toques de color oportunísimos, que no dejan de lado los dorados tan difíciles de integrar. No olvidemos que la coloración ha sido un baluarte a lo largo de la producción de la autora.
Respecto a cromatismo anotemos ciertos logros particulares: el refinamiento y la levedad del acorde en "Pequeño ramo simple" y, con mayor presencia colorística, en "Mirada en rosa". De dos pinturas sobre brocado, entretanto, el vigor plástico innegable de "Ciencia naturales", con su estampado de vegetales y unidades óseas, deja ver una nueva figuración mejor administrada que su compañera. Algo alejado del resto de la exposición se muestra el collage con textiles floreados sobre fondo negro. Tampoco faltan trabajos con prendas textiles intervenidas y de sentido rememorativo.
Si hace un par de años atrás Ofelia Andrades llamó mucho la atención con su participación en un concurso de esta misma galería, hoy día su producción 2017 no hace más que afirmar con solidez las expectativas provocadas entonces. Nos entrega catorce cuadros al óleo de factura tradicional y, en apariencia, igualmente conservadores en cuanto a argumento. Sin embargo pronto el espectador se ve cogido, envuelto por la ambigüedad de los figurativos relatos propuestos. Muestran ellos animadas series con escenas dentro de un supuesto taller de pintor. Superficialmente, la actitud de sus probables modelos, cubiertas con brillantes batas chinescas y rodeadas de gatos domésticos, o ya sin vestimentas y prontas a posar, nos va sugiriendo probables historias íntimas, capaces de insinuar interpretaciones muy variadas. Fundamental resulta destacar aquí la notable unidad formal y temática de estos imaginativos lienzos, a veces portadores de una aguda ironía escondida dentro de rutinas inherentes a la cotidianeidad doméstica del quehacer pictórico.
Otro rasgo peculiar de Andrades resulta su autorretrato desdoblado en más de una protagonista del mismo cuadro, lo cual intensifica la vaguedad del relato. Característica esta, al mismo tiempo, intensificada por los amplios escenarios borrosos y sujetos a un claroscuro marcado. En las visiones con desnudos, en cambio, su manifiesta corporeidad carnal acaso hace menguar las osadías anímicas y la capacidad de sugerencias que ostentan los lienzos expuestos. Desde el punto de vista de las formas, la autora se toma también ciertas libertades, como diluir en el espacio de estos recintos interiores piernas, manos y hasta un rostro o el cuerpo entero de algunas muchachas; "Alegorías III Fall" y "Alegorías I, variación", por ejemplo. También sus acordes cromáticos lucen personales, mediante los rojos escarlatas y los blancos lustrosos en medio de ocres, castaños, naranjas y verde muy pálidos, fugaces negros aterciopelados. Así, desde la perspectiva del color, hallamos coincidencias acá con ciertas soluciones de S. Amenábar, otro pintor que expone durante estos días.
ZURCIDO A MANO
Atractivo vuelco en la obra de Concepción Balmes
Alegorías
El mundo ambiguo y sugerente de Ofelia Andrades
Lugar: Galería Artespacio
Fecha: hasta el 30 de septiembre