El sábado pasado se presentaron en Santiago 11 candidatos a diputados de la religión evangélica. Se trata de un movimiento inusual, ya que la creciente secularización de las sociedades ha hecho que las candidaturas de perfil religioso vayan siendo cada vez menos frecuentes. Sin embargo, un grupo de jóvenes evangélicos han decidido combatir la fuerte despolitización que impregna a esta iglesia y defender sus ideas y valores en el terreno de la política contingente.
"Los evangélicos no estamos cómodos con el eco y la representación que tenemos en la vida política", explica Alan Roldán, secretario ejecutivo del movimiento Por un Chile para Cristo. Antes, los evangélicos se aquietaban con la idea de las escrituras de que "mi reino no es de este mundo", pero desde hace año y medio han decidido saltar a la acción política. La derogación del sistema binominal les ha ofrecido una ocasión perfecta.
En abril de 2016, Alan, su hermano Eddy Roldán -candidato a diputado por el distrito 9- y el ingeniero Eduardo Durán -candidato por el distrito 13- les explicaron a varios obispos protestantes que con el nuevo sistema electoral pueden conseguir situar en el Congreso a entre 3 y 5 feligreses. Esos obispos decidieron apoyarlos. "Si conseguimos un diputado, ya sería un éxito, porque hoy los partidos nos dicen que nos escuchan, pero no nos hacen caso", explica el secretario ejecutivo. "Pensamos que lograr tres es perfectamente posible".
En el país, según el último Censo, hay 3,5 millones de chilenos que se declaran evangélicos. De ellos, 2,4 millones tienen derecho a voto. Los jóvenes activistas han estudiado los distritos donde existe la mayor concentración de feligreses y han logrado levantar once candidaturas: en Iquique, Antofagasta, Viña del Mar, Temuco y Puerto Montt, un candidato en cada circunscripción; dos en los distritos de Biobío y cuatro en la Región Metropolitana.
Cinco de los candidatos compiten como independientes, cinco en las filas de Renovación Nacional y uno por el Partido por la Patagonia. Si los activistas de Por un Chile para Cristo tienen éxito, sus diputados podrían formar un grupo cohesionado que introduciría una nueva perspectiva en el tratamiento de los asuntos parlamentarios.
Roldán explica que lo que los ha estimulado a saltar a la política ha sido la llamada agenda valórica. En concreto, rechazan la despenalización del aborto y la ley de matrimonio igualitario. "Sentimos que nuestra sociedad va en decadencia y que no se está legislando para el mundo evangélico. Nos sentimos una de las minorías más grandes no escuchadas en Chile", dice.
Según Roldán, que cinco candidatos evangélicos militen en Renovación Nacional es una coincidencia. "No somos ni de derecha ni de izquierda. Estamos por la defensa de unos valores que se están perdiendo". Según él, partidos como el PPD y el PC han recibido mucho voto evangélico en el pasado. Es curioso lo que pasa con la DC, incapaz de hacerse con este voto, a pesar de compartir las raíces cristianas. Roldán recuerda que uno de los pocos que se dieron cuenta de que los evangélicos le iban a pasar la factura a la DC por su actitud ante la despenalización del aborto fue Andrés Zaldívar, quien lo advirtió públicamente.
Hay obispos evangélicos, como Emiliano Soto, que advierten taxativamente que no es la Iglesia Evangélica la que está actuando en política, sino que son "algunos hermanos los que lo hacen". Esto pone sobre la mesa la cuestión de la representatividad de Por Un Chile para Cristo. Roldán estima que cuentan con el apoyo de entre el 80 y el 90% de las "denominaciones" (término que designa a cada una de las 3.500 iglesias o corporaciones evangélicas constituidas legalmente en Chile). Otros piensan que el movimiento aún es débil y que los evangélicos no votarán religiosamente en las próximas elecciones.