La encuesta del CEP (Centro de Estudios Públicos) hizo que se lanzaran las campanas al vuelo en la sede de la candidatura de Sebastián Piñera. Aunque quedan dos meses y medio de campaña, su ventaja parece irremontable para la primera vuelta electoral: en el voto con urna (más reflexivo que el del cuestionario) tiene 16,1 puntos de ventaja sobre Alejandro Guillier y casi 20 puntos sobre Beatriz Sánchez, mientras que en la intención de voto con cuestionario les saca más de 21 puntos a Guillier y a Sánchez. En la segunda vuelta, además, Piñera bate a los dos candidatos, más ampliamente a Sánchez que a Guillier.
Los partidarios de Piñera estaban especialmente contentos porque su candidato ha mejorado en la intención de voto en la Región Metropolitana frente a otras regiones. En la encuesta anterior de abril-mayo se detectó una debilidad en el voto que recibe Piñera en Santiago frente a las demás regiones. Se atribuyó a que su mensaje no suele apelar al votante de derecha urbano, al que no le ha ido bien económicamente y que es más permeable a las políticas asistencialistas. El candidato de la centroderecha nunca ha creído mucho en este fenómeno. En todo caso, esta encuesta no parece corroborarlo y es probable que el debate muera aquí.
Con todo, la candidatura de Piñera presenta guarismos que podrían hacer pensar que su perfil está menos equilibrado que el de Guillier o el de Sánchez. Por ejemplo, en términos de votantes rurales y urbanos, Piñera arrasa desmesuradamente en el campo. La brecha en la intención de voto es de 12 puntos (el 43% de los votantes rurales apuestan por él, mientras que entre los urbanos solo lo hace el 31%). Si comparamos esta encuesta del CEP con la homóloga de agosto de 2009, la brecha que presentaba entonces la candidatura de Piñera era de apenas tres puntos a favor del mundo rural (39% contra 36%).
En cambio, Guillier y Sánchez presentan intenciones de votos más equilibradas, donde además el sufragio urbano supera al rural: en 1,1 puntos en el caso de Guillier y 2,1 en el de Sánchez.
Una brecha parecida se produce si se analiza la intención de voto por sexo. El voto de Piñera es más masculino (6,1 puntos a favor de los hombres) que el de Sánchez (5,1 puntos a favor de las mujeres), que es muy femenino. Y se parece al de Guillier (4,4 puntos a favor de los hombres). La diferencia con el 2009 no es relevante. Entonces Piñera también convocaba más al voto masculino que al femenino.
En cuanto a la edad -según los datos de la intención de voto en primera vuelta-, el candidato de Chile Vamos obtendría proporcionalmente más votos en el segmento entre 25 y 34 años que en los demás grupos de edad. En la encuesta de 2009, los dos segmentos que más le votaban eran los dos de menor edad: el de 18-24 años y el de 25-34. Hoy, la persona que reúne más votantes entre 18 y 24 años dentro de su intención de voto es Beatriz Sánchez, mientras que Guillier tiene más votantes entre quienes superan los 55 años.
Por último, en términos de escolarización, el voto a Piñera es casi igual de fuerte en el segmento que tiene entre 4 y 8 años de escolarización y el que tiene 13 años o más. En cambio, si se analiza la composición del voto de Sánchez, la mayoría de sus simpatizantes tienen 13 o más años de formación. La candidatura de izquierda no tiene, en ese sentido, un carácter popular, sino que, al contrario, los sujetos con más formación muestran más simpatía por el Frente Amplio que los que tienen menos. La candidatura de Guillier, en cambio, es la que proporcionalmente más votos recibe de las personas con pocos años de educación. Y donde menos votos consigue el candidato de la Nueva Mayoría es en el segmento con mayor formación.