"Versión abreviada y adaptada al español de América". Como pocas veces, el subtítulo del libro es fundamental para saber de qué estamos hablando. En su magnífica obra Por qué leer los clásicos, el escritor Italo Calvino propuso sucesivas definiciones acerca de qué entendemos por clásicos. La séptima aproximación es esta: "Los clásicos son esos libros que nos llegan trayendo impresa la huella de las lecturas que han precedido a la nuestra, y tras de sí la huella que han dejado en la cultura o en las culturas que han atravesado (o más sencillamente, en el lenguaje o en las costumbres)". El Quijote -así lo nombramos en Chile, se dice en el prólogo- es un clásico universal y la piedra fundacional de la novela como género. Su importancia exige, desde luego, que se lo lea tal como Cervantes lo escribió hace algo más de 400 años. Sin embargo, a medida que el libro se aleja en el tiempo, también se distancia el lenguaje y la lectura se torna progresivamente más difícil. Y se plantea la siguiente paradoja, formulada por Antoine Compagnon en el prólogo a la edición castellana de los Ensayos de Montaigne, cien años más viejos que el libro de Cervantes: "Montaigne será más leído y mejor comprendido en otros lugares que en el país donde nació, porque los aficionados extranjeros tendrán la opción de leerlo en una lengua moderna.
Tienen sobre los franceses esta gran ventaja: se les procuran regularmente traducciones nuevas, rehechas en su lengua actual, sin que ello choque a nadie". Lo mismo ocurre, de hecho, con El Quijote. ¿Por qué entonces no intentar lo que técnicamente se conoce como intratraducción?
Hay muchos resúmenes del Quijote, de uso netamente escolar. Acá estamos ante otro proyecto, que abrevia con criterio y adapta -traduce- al castellano que hablamos en la región. La versión tiene casi 600 páginas, en oposición a las más de mil del original. El editor Pablo Chiuminatto y su equipo optaron por eliminar las historias intercaladas y actualizar el lenguaje, en un trabajo que les tomó cuatro años y que, sin duda, puede ser una excelente puerta de entrada para que los lectores "se acerquen satisfactoriamente a la obra cervantina, entendiendo su sentido global y disfrutando de su lectura", escribe el presentador del libro, Carlos Mata. También lo dice Chiuminatto en una columna, esta versión enlaza con "la idea de leer por placer e introspección que ha dado vida a la pasión de quienes vivimos entre libros", la mejor manera de aproximarse a un clásico, "un libro que nunca termina de decir lo que tiene que decir", como sostiene Calvino.
Miguel de Cervantes
Edición de Pablo Chiuminatto.
Ediciones UC, Santiago, 2017.
574 páginas.