Son dos los lados de esta "cordillera" que cruza el Presidente de Argentina arriba de un avión con rumbo a Chile. ¿La razón? Una cumbre de Presidentes de la región, con Paulina García como la anfitriona, la Presidenta chilena. Hay varias agendas políticas en curso que encara el Primer Mandatario del vecino país, interpretado sólidamente por Ricardo Darín: un posible conflicto con Brasil (qué papelazo de Leonardo Franco como el Presidente brasileño) y un acuerdo con México. Ese lado, tipo "House of cards" latino, corre perfecto y bien.
El desajuste surge cuando aparece el otro, un costado metafísico y "lynchiano", un making of no del poder materialista de la primera parte, sino que bambalinas del inconsciente, con sus crímenes y pecados ocultos. Ambos lados, el realista y el "metafísico", no se encuentran orgánicamente como pudo haber sido. Santiago Mitre, el director, es impecable en su acercamiento técnico y quizás su propuesta estéticamente ambigua sea mal comprendida por quien suscribe. Según mi juicio, esta película pudo haber sido una gran cumbre, pero se apunó en su propia ambición de altura.
Drama. Argentina, 2017. 114 minutos. T.E. +7.