Eugene O. Chirovici es rumano, está radicado en Bruselas y, tras publicar en su lengua nativa alrededor de diez obras de narrativa, escribió su primera novela en inglés ("la lengua de la libertad durante la dictadura comunista en mi país", declaró), ambientada, claro está, en Estados Unidos. Fue la sensación de la Feria del Libro de Fráncfort en 2016 y
El libro de los espejos ganó contratos de edición y traducción en muchos países; entre ellos, España. Es que se trata de una novela sumamente entretenida y de rápida lectura, que se apoya en una estructura solo a primera vista compleja; en realidad, más bien parece el soporte para permitir que el misterio se vuelva más difícil de resolver. Porque por ahí van los tiros: en Princeton, a fines de los ochenta, fue asesinado un prestigioso profesor de psicología, embarcado en investigaciones para sanar a soldados que sufren de estrés postraumático. El profesor Wieder habla de "cirugía cosmética de la memoria", de reordenar los recuerdos para devolverles a las personas la capacidad de desenvolverse en la sociedad. El primer abordaje del caso del profesor está contenido en el manuscrito que envía a un agente literario un publicista que trabajó con Wieder en Princeton, ordenando su biblioteca, treinta años después de los hechos. Pero se interrumpe justo cuando el protagonista se dirige a la casa del profesor, con la firme sospecha de que él y su novia (Laura Baines, luego Westlake) lo engañan.
El manuscrito trunco le parece tan bueno al agente que le encarga a un periodista que investigue los hechos. Así se abre la segunda parte de la novela, que desarrolla los frustrados intentos de John Keller por resolver un caso que la policía cerró sin respuestas pocas semanas luego de la muerte de Wieder. Keller avanza mucho, pero la trama finalmente vuelve a Roy Freeman, el primer detective asignado al caso y que ahora, con nueva información, parece encaminado a resolverlo. No es posible, de momento, apreciar el resto de la obra de Chirovici, que en una lengua adoptiva desarrolla una historia atractiva y con los suficientes recovecos como para interesar hasta el final. El exceso de detalles que no vienen al caso puede deberse a que, puesto que el autor ha pasado solo siete horas en Princeton, sienta la necesidad de incluirlos para que el relato gane en verosimilitud; pero, realmente, no hace falta. Sería mezquino, por otra parte, encajonar la obra en el género policial (sumamente digno, en todo caso), aunque tampoco hay mucho más en ella que buen pulso narrativo y una trama que alimenta el suspenso.
Eugene O. Chirovici.
Literatura Random House, Barcelona, 2017.
312 páginas.