Lana del Rey - "Lust for life"
Hasta ahora, la carrera de Lana del Rey se había debatido entre los arranques de genialidad de algunos de sus
singles y la intrascendencia de otros, al tiempo en que ese personaje dado al misterio con el que se presentaba en sus primeros años en la industria comenzaba a asumir el costo del
mainstream . Todavía parece que la vemos siempre, pero no la conocemos mucho, más allá de su nostálgica voz que como poetisa desdichada reserva sus más crueles historias para llevarlas al arte.
Sin embargo, "Lust for life", su más reciente álbum de estudio, marca una distinción. Su cuarto trabajo consigue una solidez inquietante, donde ella mira con nostalgia las decisiones del pasado, inventándose un rol hollywoodense para admirar e identificarse: el de una mujer que tiene todo lo que no quiere y que lucha por amores imposibles y una vida de cuento en una contienda que perdió incluso antes de empezar.
Y si aquel suplicio convertido en canción es una marca que se cicatriza en su piel, Lana del Rey ya puede transportar esos sentimientos hacia distintos escenarios. La sofisticación de su música se mantiene, y de la mano de The Weeknd, A$AP Rocky y Playboi Carti aprueba su reconversión en figura urbana, cercana y luminosa. La artista ha sufrido siempre, pero ahora se divierte. Ese es su gran aprendizaje.
Tenemos Explosivos - "Victoria"
Desde su debut "Derrumbe y celebración" (2012) que Tenemos Explosivos ha acostumbrado a deleitarnos con canciones que recogen la rabia todavía cruda-y también la desesperanza-de la historia reciente de Chile. En distintos temas, sumando al disco "La virgen de los mataderos" (2015), han revisitado los crueles desenlaces de Eduardo Miño o Rodrigo Rojas de Negri, como homenajes invaluables a la memoria de nuestro país. En "Victoria", su tercer LP, el relato continúa, se intensifica y mejora. Todo de una vez.
Primero, gracias a lo logrado en la producción por el baterista Matías Acuña. El joven músico tuvo la capacidad de hacer sonar al quinteto aún más sobrecogedor que en sus trabajos anteriores y con los mismos elementos. Segundo, por la performance de su vocalista, el dramaturgo y fotógrafo Eduardo Pavez, dotado de una inventiva infinita a la hora de convertir experiencias en poesía y crónicas musicalizadas desde el post hardcore y el
hard rock .
En cada instante se siente la soledad y el desconsuelo de las letras que se acrecientan en los riffs de los hermanos Juan José y René Sánchez, así como en la aparición áspera del bajo de Álvaro Urrea, que entre las colaboraciones de Marcelo Nilo (Schwenke y Nilo) y Victoria Cordero (Slowkiss), además de los samples a Juan Radrigán, Julio Anguita y Juan García Oliver, desatan un torbellino sonoro del que es imposible mostrarse indiferente.