Nunca antes en la historia se pagó tanto dinero por los jugadores de fútbol. Y eso que resta casi un mes para que se cierre el mercado y Kylian Mbappé y Alexis Sánchez podrían elevar aún más las cifras.
Los esfuerzos de las ligas y los organismos internacionales por cuadrar las finanzas son solo una ilusión vana, porque los números no cuadran y jamás lo harán, ya que es imposible recuperar esa inversión en los márgenes lógicos de la industria. Solo la billetera generosa e interesada de los capitales árabes, chinos y rusos permiten esta desaforada escalada, donde hay algunas tendencias indesmentibles: se paga por los goles y la juventud.
Neymar, Lukaku, Morata y Lacazette (los cuatro precios top del mercado) promedian 25 años y su aporte goleador es innegable. Es por eso que el Arsenal pretende retener a Alexis, pese a su manifiesto deseo de emigrar al Manchester City, cuadro que hasta ahora puso cien millones de dólares en adquirir... dos laterales, y que no ha escondido su deseo de tener al tocopillano como gran carta ofensiva.
Los goles son la mercadería más preciada en el mundo y por eso los precios se desbordan. No es extraño que los principales anotadores jóvenes del medio local (Castillo, Mora, Riquelme, Insaurralde, Escobar, Churín, Sagal, Valencia) fueran transferidos en el último año, y que la mayoría de los clubes ofrezcan goleadores que hace rato pasaron la barrera de los 30 (Paredes, Silva, Pinilla, Gustavo Canales, Roberto y Enzo Gutiérrez, Gabriel Vargas, Calandria, Villalobos, Donoso), en una clara señal de las características del mercado interno.
Los grandes sueldos en nuestro país van, en el último tiempo, a jugadores que retornan tras un tránsito largo por el extranjero, en otro ejemplo que dan las sociedades anónimas en torno a dónde colocar el dinero. Desgraciadamente, la oposición en Blanco y Negro tiene una gestión tan muda y subterránea como el oficialismo, porque habría sido interesante escuchar el debate surgido en la última reunión de directorio sobre la política de contrataciones y renovaciones.
Lo que está claro es que tratar de homologar la competencia interna con los mercados europeos no dio gran resultado práctico. Seguiremos atentos a la suerte de varios de los seleccionados que a poco de la próxima fecha aún no tienen club definido, como Medel, Díaz u Orellana, pero sería una lástima que lo de Alexis siguiera estirándose, porque necesita focalizarse en lo que nos urge. Por si se les ha olvidado, el principal problema de la Roja desde hace un rato es que le falta gol.