Enrique Zamudio se muestra en la Sala Gráfica de Galería Patricia Ready. Sus obras actuales recogen una técnica fotográfica que abarca desde la cámara oscura, hasta la imagen digital. Podría decirse que pinta con la fotografía, entregándonos el paisaje de nuestro entorno silvestre pleno de calidez expresiva. En ello juega un rol decisivo el color, elemento que en manos del artista, junto con tender a la monocromía, demuestra la elección más adecuada y su capacidad para individualizar cada caso. Son 10 visiones de nuestro secano central con sus ondulaciones topográficas, donde los hermosos espinos o algunos cactos resultan protagónicos. Una corte de arbustos, hierbas y pastos endémicos los escoltan enmarañados, mientras la férrea cordillera lejana dinamiza, como fondo, la línea del horizonte. Por su parte, el manchado acuoso de coloración neutra define el cielo que otorga atmósfera física a las diversas escenas.
También el expositor presenta esta vez cuatro de sus panoramas urbanos en blanco y negro. Corresponden a vista de rincones capitalinos, a los cuales sabe cargar de nostalgia rememorativa. De ese modo, un simple costado de un edificio tan inocuo como el del Instituto Nacional se convierte no solo en recio monumento arquitectónico, sino que su claroscuro se carga de sugerencias misteriosas. O bien, nos encanta con la plasticidad armoniosa que desprende la conjunción luz y sombra de río, ramaje arbóreo y puente viejo sobre el Mapocho.
La misma galería anterior acoge la instalación con sentido territorial y definida carga ideológica de Catalina González (1979). A través de ella contrapone demarcaciones militares en el terreno -desde galpones para prisiones hasta blancos de puntería, tanto como mirillas de tiro o como remedos de petroglifos en yeso-, con
performance de ex detenidas vestidas de negro, con recolectores de huiros en la playa -quizá irónicos microempresarios del Chile posterior-. Constituyen aquí los materiales, amplias y numerosas fotografías sin color del lugar y sus marcas, dos videos de la acción de arte y del escenario actual, cinco montones del vegetal marino con su olor característico. Una de las filmaciones se proyecta, con vigoroso efecto, encima de un cuadrilátero que forma una topografía eficaz de polvo de yeso. La otra -con el accionar del trabajador, el sonido del mar y la mirada de un arma sobre él- opta por una pantalla de vidrio, enfrentando una ordenada capa de huiro desparramada sobre el suelo. El gran espacio de la sala se halla a media luz, la cual rodea al espectador, consiguiendo reforzar estética y sensorialmente el mensaje de la autora.
Aunque despojada de intencionalidad política contingente, asimismo se refiere a intervenciones en el terreno la propuesta de un trío de artistas porteñas. Pretenden con eso, por instantes, comunicar trascendencia a lugares vulgares y sin importancia histórica, otorgar movilidad a vacíos estáticos. De esa manera, en el Centro Cívico de la Municipalidad de Las Condes, Elisa Assler, Ana María Brieve y Manuela Tromben exponen su ocupación de sitios baldíos e interiores habitacionales, en una especie de
land art , ejecutado en Valparaíso y Santiago. Videos en blanco y negro registran sus acciones interventoras que, con frecuencia, se convierten en verdadera danza o acto teatral. Al mismo tiempo, objetos diversos se suman, cuando el actuar ocurre dentro de viviendas. Y consiguen unificar para nosotros todo ese material documental, a través de una instalación en tres partes, limpia y correctamente armada por medio de medidas de longitud, de telas, bandas y hojas de papel colgantes. Sin duda se trata de un trabajo interesante y que nutre una tendencia creadora que tiende a aumentar en nuestro país.
El Instituto Chileno Italiano de Cultura nos sorprende con dos instalaciones de la itálica Clara Salina. Es que su empleo del material resulta novedoso. De tal modo que en una consigue confundir nuestra mirada con largas, rectas y coloreadas varillas de bambú que, al observarlas con mayor detenimiento, resultan papel de arquitecto pintado y ni siquiera conformando el volumen de un círculo cerrado en sí mismo. Además de lucir este conjunto un cromatismo vivaz y muy bien armonizado, se demuestra como una construcción llena de movimiento y de efecto volumétrico. La segunda instalación utiliza angostas cintas planas del mismo papel, pero ahora su coloración incluye bastante el blanco y leves signos negros impresos. Sus tiras, entretanto, caen como grácil cascada circular que se acumula en el suelo. De ambos trabajos se desprende una expresividad alegre, optimista.
FOTOGRÁFICA
Hermosos paisajes naturales de Enrique Zamudio
CONTINUUM
Instalación con material y documentos de un asedio territorial, de Cata González
Lugar: Galería Patricia Ready
Fecha: hasta el 25 de agosto
EJERCICIOS IMPERMANENTES
Instalación sobre intervenciones en sitios eriazos y habitacionales del trío Assler, Briede y Tromben
Lugar: Centro Cívico de la Municipalidad de Las Condes
Fecha: hasta el 12 de agosto
DUE MA NON DUE
Dos instalaciones llenas de optimismo de la itálica Clara Salina
Lugar: Instituto Italiano de Cultura
Fecha: hasta el 1 de agosto.