Mucha gente se imagina que ser libre es poder hacer lo que se quiera.
Es como los pájaros que vuelan a sus anchas o los conejos rápidos para esconderse de todo.
La verdad es que la más grande de las condiciones de la libertad son los límites.
Parece una paradoja, ¿no?
Porque los límites se asemejan a las cerraduras, a los portones, a los alambres que no permiten el paso. Y es verdad que así es. Sin embargo, son una condición de la libertad.
Los límites internos que vamos adquiriendo con la educación y la formación son, en cambio, la condición de un espacio de libertad. Para poder vivir en el mundo y sobre todo para poder relacionarnos. Es porque yo tengo internalizado límites que me cuido y cuido a otros. Es porque tengo límites que trabajo y elijo, y produzco.
Los límites son una condición del amor.
Si nos imaginamos por un momento un mundo sin límites, seguro que sentimos que podemos volar, ser princesa o mendigo y volver a ser caballero y señorita. No es así. Vivo en un mundo con una identidad determinada que está, en parte, definida por mis límites.
Elegimos amigos porque confiamos en sus límites. Nos separamos de grandes amores porque sobrepasaron los límites de lo que era tolerable para mí. La moral, las costumbres, la etiqueta, el comportamiento en la calle, todo está regulado por límites y, claro, la sociedad se ha excedido en su afán de ordenarlo todo y de protegernos, al punto de que a veces la vida es como un gran límite que no deja espacio a la libertad. Eso es fruto del miedo, hay que vencerlo.
Porque no todos los límites nos quitan libertad. Es al revés. Caminamos libre por la vida porque dentro de nuestra conciencia los límites están claros. Para poner un ejemplo exagerado, si yo pensara que puedo matar a un peatón que me empuja, no saldría a la calle de miedo. Es el límite el que me da la libertad.
E, insisto, esto es tan importante en la vida social como en la personal. La seguridad que nos da contar con límites claros es enorme.
Por eso, es importante criar niños con límites. Es un regalo de libertad.
"Es importante criar niños con límites. Es un regalo de libertad".