Haim - "Something to tell you"
Desde que se publicó su primer disco, "Days are gone" (2013), que Haim provoca un magnetismo poco convencional. Alana, Este y Danielle, las tres hermanas detrás del grupo, construyeron su popularidad haciendo recordar a Fleetwood Mac, Kate Bush y Shania Twain con un rostro renovado, reprogramando el soft rock, el soul y el R&B a través de la electrónica, apoyadas por un carisma que inunda cada escenario en el que se presentan, como si fuesen esa mejor amiga fiestera que evita que pases el fin de semana en casa.
La cercanía es uno de los pilares de su proyecto, y en "Something to tell you" hay un detalle que clarifica intenciones. Su esperado segundo álbum de estudio fue grabado en la casa de sus padres -dos músicos con los que formaron su primera banda- y las voces de Danielle y Alana susurran secretos que hablan de amores hipócritas, relaciones decepcionantes y enemistades típicas del barrio, esos pasos en falso que forjan la personalidad y que con el tiempo se miran con melancolía y madurez en partes iguales.
Un desahogo emocional musicalizado en un retro pop sofisticado y armónico, que ubica de forma certera el rumor de las guitarras eléctricas, las baladas bailables de luz tenue y las percusiones que se abren paso entre los sintetizadores para encontrar la épica en lo simple. Haim vuelve a demostrar su fuerza y versatilidad en el trabajo en equipo, donde cada una de sus integrantes se luce para el grupo y ninguna opaca a la compañera que tiene al lado. Entre tantas pérdidas y desilusiones, las hermanas siempre se tienen la una a la otra.
Foster The People - "Sacred Hearts Club"
En la génesis de Foster The People, su líder Mark Foster era un compositor de jingles publicitarios que utilizó sus conocimientos para convertir su trabajo en una banda electro pop con buenos resultados. El músico tuvo oído y olfato para poner tres o cuatro singles de "Torches" (2011) en comerciales, videojuegos y
rankings de popularidad. El proyecto se basaba en la simpleza, con canciones bailables y coros pegadizos como la insignia de su ambición por alcanzar sin reparos a las masas.
Luego del éxito y en la búsqueda de una obra más compleja, "Supermodel" (2014) dejó un sabor agridulce: se aplaudía la jugada, pero no así el producto final. Ahora, con "Sacred Hearts Club" -disponible desde el 21 de julio-, la banda de California reordena los elementos que mejor cuajaron en su debut discográfico: melodías sencillas, adornadas con una batería de samples y bases que unen la música electrónica con los ritmos urbanos y Foster fraseando como si se tratara de un rapero en construcción.
Los primeros momentos dejan buenas sensaciones, pero a medida que el disco avanza empieza a diluirse porque las canciones exploran otros caminos que apuntan a los efectos etéreos o a un EDM que intenta llenar los espacios con una sobreproducción innecesaria. Al menos, cuando aparecen las guitarras en "Lotus Eater" y el tema que da nombre al álbum, el trabajo cambia inmediatamente. Si Foster The People se trata de ensayo y error, allí hay un par de ritmos que en un eventual sucesor de "Sacred Hearts Club" el grupo puede explotar.