Una elegante y luminosa villa en la Costa Azul, rodeada de parques que bajan a una pequeña marina, sirve de principal escenario a "El hombre ideal". Un paraíso en la Tierra que se le abre al protagonista, casi al mismo tiempo que comienza a deslizarse en un thriller que no da tregua, intentando no resbalar al infierno, en desesperados 104 minutos.
Pierre Niney ("Franz", "Yves Saint Laurent"), con sus ojos inmensos y expresivos que parecen salirse de sus cuencas en su extrema delgadez, calza perfectamente en el traje de Mathieu Vasseur, un solitario joven de 26 años que lucha infructuosamente por hacerse un espacio en la literatura. Pero en su pequeño departamento de París recibe una y otra vez las cartas-formulario de las editoriales rechazando sus borradores de novela. Mientras, se gana la vida como "mudancero".
Acarreando objetos de allá para acá dará con dos hechos fortuitos que cambiarán su frustrante vida: una charla sobre literatura que dicta una delicada y hermosa joven, Alice (Ana Girardot, "Escobar"), en una universidad, y un cuaderno de tapas de cuero, tirado junto a una ruma de diarios viejos en el departamento de un hombre mayor que acaba de fallecer y que deben desocupar. Se trata del diario de vida de un soldado francés en Argelia, durante la cruenta guerra de independencia de ese país africano. Ya en su departamento lo revisa y se da cuenta de que ha dado con una joya: lo traspasa a su computador y lo envía a la editorial... con su firma.
Todas las puertas que se le habían negado se le abren de par en par: "su" libro es inmediatamente publicado y la crítica, el mundo académico y la prensa caen rendidos a sus pies.
En un
flash forward de tres años nos encontramos con Mathieu de novio con Alice y manejando por la sinuosa y extasiante carretera de la Riviera Francesa. Van a pasar unos días a la casa de los padres de Alice, quienes lo reciben encantados.
Todos sus sueños hechos realidad.
Pero la pesadilla de la página en blanco (o la pantalla en blanco) ya está carcomiendo a Mathieu: ha pedido demasiados adelantos a sus editores sin haberles enviado ni una línea de la que sería su segunda novela. Los ultimátums no solo vienen de allí, sino también de su banco. No es lo peor que le espera: la gran mentira sobre la que ha construido su ahora exitosa vida emerge de manera inesperada.
En ese apacible y bello escenario, nuestro torturado protagonista se envolverá en una caótica espiral de más mentiras y trucos desesperados, saltando de las brasas al fuego, traspasando límites que ni él mismo soporta.
"El hombre ideal" ("Un homme idéal", Yann Gozlan, director y guionista) es una envolvente intriga que recoge mucho de Hitchcock (la primera secuencia es casi idéntica a una mítica escena de "Intriga internacional") y recuerda personajes como el de "A pleno sol" (Alain Delon). Pero Mathieu es un hombre frágil, que es tan víctima como victimario de sus propios errores y torpezas.
Gozlan construye con agilidad su historia y la concentra en este eje paraíso-infierno en la Costa Azul para rematar con un final tan lúcido como inquietante.
Desde este punto -sobre el que no abundaremos para eludir
spoilers- emerge la gran discusión de fondo de la historia: cuándo la legítima aspiración por el reconocimiento público al talento deriva en tentación por alcanzar el éxito; cuándo se vuelven difusos los límites entre lo correcto y lo deshonesto, el bien y el mal, los pecados y los pecadillos. En qué momento de nuestra desesperación es que el diablo aprovecha de meter su cola (y luego se encarga de cobrar).
(En Cartelera desde el próximo jueves)
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