Perro de ojos negros, de María José Caro (Lima, 1985), puede ser definido como un texto inaugural: su autora solo había publicado en el año 2012 una colección de cuentos titulada
La primaria. El título proviene de una canción de Nick Drake -artista inglés de culto fallecido bastante joven en 1974- que es utilizada también como epígrafe del relato. Varios críticos peruanos han considerado a esta novela entre las mejores aparecidas durante el año 2016 en su país. En efecto, sorprende por la indudable pericia narrativa con que cautiva desde las primeras líneas y que además la sitúa dentro del grupo selecto de novelas iniciales con las que el lector no se encuentra todos los días.
La protagonista y narradora de
Perro de ojos negros es Macarena, el mismo personaje que apareció en los cuentos de
La primaria, ahora convertida en una estudiante de veinticinco años que ha viajado a Madrid para obtener una maestría en la Universidad Complutense. Macarena comienza su relato después de regresar a Lima para asistir al matrimonio de una amiga de la infancia que coincide con la fecha de su propio cumpleaños. La memoria de las situaciones que vive a partir de su retorno se enriquece con el recuerdo de momentos críticos de su infancia y juventud y con los más inmediatos de su vida en Madrid. Las palabras de Macarena dibujan a una joven cuyas preferencias culturales son características de una generación que vive el inmisericorde desaparecimiento de tradiciones arrolladas por el vértigo de la modernidad. Pero también sirven para revelar la interioridad de una mujer joven herida por empecinadas migrañas y por depresiones que la agobian desde su niñez: "Días atrapados en el estado de coma perpetuo que suponen los planes irresueltos, acumulados en una caja que compré en Ikea y que soy incapaz de tirar". La soledad y el dolor de sus estados depresivos se simbolizan en el discurso de Macarena con la figura del perro de ojos negros de la canción de Nick Drake que se metamorfosea según la naturaleza e intensidad afectiva de sus memorias y recuerdos. Precisamente, Macarena enmarca en el interior de la novela el cuento "Perro de ojos negros", cuyo contenido permite visualizar la atmósfera que encierra a la muchacha así como el significado profundo de su relato.
Para representar el drama que encierran las experiencias de su personaje, María José Caro ha utilizado un motivo recurrente en las historias sentimentales: el hombre entre dos mujeres. Por primera vez en su vida Macarena experimenta un amor real y profundo, aunque no correspondido, hacia C, un compañero de estudios venezolano, quien a su vez está enamorado de Nuria, una poeta de internet. Este motivo, sin embargo, no es el más importante del argumento de
Perro de ojos negros, sino que se subordina a las variantes del motivo del amor que protagonizan los abuelos y los padres de Macarena. El amor retrocede desde el triunfo al fracaso a lo largo de tres generaciones, involución que sugiere la existencia de una perspectiva implícita que desconfía de la modernidad e idealiza el pasado como medio de huir del presente y retornar a través del puente que tienden las palabras, porque físicamente es imposible, a un desaparecido tiempo mejor: "A veces, me gustaría volver a esa etapa de la infancia donde las palabras son simplemente un ruido incapaz de desmoronarme".
Perro de ojos negros ofrece una historia de conmovedores perfiles que destila calor humano, relatada por una expresiva voz femenina que nos habla con desnuda honestidad y franqueza. Es un relato que en su corta extensión (103 páginas) acumula atractivas imágenes que satisfarán el gusto de lectores exigentes y que al mismo tiempo apunta hacia direcciones de sentido valiosas de recorrer durante la lectura. Sin duda alguna, el juicio de los críticos peruanos ha sido cien por ciento acertado.