En la reposición de "El auriga Tristán Cardenilla" -que conmemora el debut de la compañía La Trompeta y sus 20 años de trayectoria- confluyen Francisco Sánchez y Sebastián Vila, quienes antes de fundar sus propios colectivos, Tryo Teatro Banda y La Trompeta, respectivamente, participaron de modo importante en la eclosión de la vertiente de teatro-circo surgida a fines de los 80 bajo el impulso del maestro Andrés Pérez. Integraron los elencos de "La negra Ester", "La consagración de la pobreza" y "Las siete vidas del Tony Caluga" (de Andrés del Bosque), montajes señeros en esa influyente línea de teatro popular, gozoso y carnavalesco, que articuló de algún modo una impensada celebración comunitaria de la chilenidad en tiempos muy duros.
Primera creación conjunta y autónoma de estos dos destacados teatristas, "El auriga..." surgió un par de años después de que Vila fuera actor protagónico de "La consagración de la pobreza", una de las propuestas más admirables y menos valoradas de Pérez, definitivamente precaria en recursos y centrada en la labor actoral. Allí, a él se le reveló la potente poética de la pobreza de Alfonso Alcalde, vinculada también al mundo del circo.
Así que esta se puede ver como nuevo rescate del universo de Alcalde, tanto como una recuperación del singular lenguaje del teatro-circo que no volvió a prosperar en los últimos 15 años, coincidiendo con la desaparición de Pérez. La dramaturgia de Ximena Carrera y Vila adapta diversos relatos del primer volumen de cuentos -publicado en 1967- del poeta y narrador, que nos invita a seguir las pellejerías de Tristán y su amigote, ambos ex payasos de circo, cesantes y buenos para la farra, quienes en un remoto pueblo sureño se gastan lo que no tienen en una tomatera y, por si fuera poco, se apropian de los ahorros de la mujer del primero para comprar un caballo maltrecho.
Seis actores y dos músicos en escena (Sánchez como acordeonista ciego y Vila en la percusión) animan -en estilo bufo lejos de todo naturalismo y afán costumbrista- las aventuras de estos y otros pícaros que sobreviven como pueden en un medio de extrema precariedad. De ello resulta una fabulación trágica y a la vez jocosa, triste y descarada, ingenua y también vulgar, cuyos seres llenos de humanidad se hacen queribles y se redimen solo por su irrevocable fe en la vida.
Espectáculo de mucho interés, fresco, lúdico, vitalista, sobre todo muy chileno, es asimismo obra de unos creadores por entonces muy jóvenes. Si se la compara con "La consagración..." se queda corta, por ejemplo, en el deseo de definir la cultura de la pobreza en Chile y respecto de la desmesura de Alcalde y su exaltación báquica (lo que no tiene nada que ver con la peste del alcoholismo). Los 70 minutos que se toma quizás parecerían algo menos estirados si el texto hubiera conseguido una adaptación más fluida de los cinco relatos del libro (de un total de 14) que asegura haber conjugado. En realidad se reconocen bien dos cuentos que marcan secciones de la entrega en tono diferente, en tanto que otros episodios se aluden en forma somera. Sin contar con que la transición entre la primera y segunda partes se vuelve confusa. Agreguemos que, a lo que recordamos, el elenco original lució mayor destreza y gozo expresivo en técnica
clown.
Teatro Finis Terrae. Pocuro 1935, Providencia. Teléfono: 224 207 444. Funciones: Viernes y sábado, 21:00 hrs; domingo, 19:30 hrs. Hasta el 2 de julio.