Chilevisión reclutó a casi todos los especialistas en temas paranormales que suben el rating en los distintos canales. Y los juntó en "La hermandad", un programa conducido por Julio César Rodríguez, que debutó el martes en la noche con este panel de expertos en vivo.
El resultado no fue muy diferente a los segmentos de los matinales que abordan estos temas: expertos de voces profundas dando por sentadas cosas que no tienen asidero científico (aspecto que a la televisión abierta parece preocuparle muy poco). Allí estaba Cristián Contreras, "Dr. File", periodista y filósofo de la ciencia, quien de entrada explicó que sobre el ser humano hay siete estratos metafísicos: el primero es el del ángel de la guarda; otro, el de los espectros o almas en pena, y un tercero, que incluye a "semidioses, elementales, ondinas, salamandras, duendes, gnomos", etc. No siguió con los otros cuatro niveles porque Rodríguez lo interrumpió para entrar de lleno al primer tema de la velada: fotos en las que aparecen fantasmas.
Durante casi media hora, el teólogo Hugo Zepeda, la médium Vanessa Daroch y el ganador del programa "Psíquicos", Álvaro Santi, conversaron sobre casos de fotos en las que seres fantasmales parecen colarse entre los vivos. Luego, Rodríguez y "Dr. File" se centraron en la leyenda urbana del cuadro "El niño que llora", pero sin aportar datos que den luces razonables sobre este mito. "Para muchos, este cuadro está poseído por el mismo adversario", dijo "File". "¿Entonces, este cuadro tendría alma?", preguntó Rodríguez.
La primera parte del programa se sintió larga y de poco sustento. Las cosas mejoraron con los reportajes de los periodistas en terreno, en los que se visitó a personas que habían tenido experiencias paranormales en sus casas y en sus lugares de trabajo. Aquí, el miedo de los entrevistados se sintió muy real. Una mujer decidió mudarse de su casa en Calera de Tango, pero las "presencias" la siguieron a su nuevo hogar. "La Hermandad" llevó a un equipo de investigadores paranormales, "Almas perdidas", que con un aparatito que rastrea el campo electromagnético, llamado Ghost Meter, aparentemente logró comunicarse con una "entidad" a través del movimiento de una aguja.
Otra intervención en terreno estuvo a cargo del investigador uruguayo Nacho Esquivel, quien, con un equipo de "La hermandad", fue al abandonado Preventorio de San José de Maipo, que hace varias décadas hospedó a niños enfermos. Estuvieron horas instalando cámaras y equipos de sonido especiales para la detección de fantasmas. Solo se lograron detectar unos gruñidos en el sótano del recinto y un inquietante ruido que, escuchando con esfuerzo, parecía decir "déjenme en paz". Todo eso bastó para que el camarógrafo saliera preso del pánico. Quizás había que estar ahí para sentir tanto miedo.
Este primer capítulo obtuvo un promedio de 11,8 puntos, el segundo lugar de la audiencia en ese lapso (Mega promedió 24,2). Fueron dos largas horas, con mucha reiteración de ideas, palabras y situaciones. El programa ganaría interés si se centrara más en los casos testimoniales.