El año pasado, la Universidad Austral de Chile inició la Colección Biblioteca Luis Oyarzún, dedicada a los libros sobre libros y escritores.
Bibliofrenia o la pasión irrefrenable por los libros, de Joaquín Rodríguez, y
Escritores a trasluz, de Mario Ferrero, fueron los primeros títulos. El turno ahora es de
Tocar los libros, del periodista español Jesús Marchamalo, quien ha elegido precisamente esa línea de especialización: de un lado, perfiles de escritores; del otro, el recorrido por bibliotecas y los volúmenes reunidos en ellas. Este libro ha tenido una larga historia editorial, con varias ediciones -y aumentos sustantivos del texto- entre la original de 2004 y esta chilena de 2017. Se trata de una obra llena de anécdotas, que responde bien a su origen, la invitación a dar una conferencia en Valladolid en 2001: un tono más bien coloquial, ausencia de notas al pie (aunque rebose de citas y anécdotas de otros), y un recorrido muy personal por capítulos que tratan el placer de tocar los libros, el modo de ordenarlos, la manera de reducir el tamaño de una biblioteca, la proliferación editorial que hace imposible tener una mirada panorámica sobre el mundo literario, el desgaste de los libros.
En este recorrido, Marchamalo pasa revista a las mañas propias y ajenas y recuerda algunas anécdotas famosas, como la del actor Andy García y el escritor Guillermo Cabrera Infante. Cuando el primero entró en la enorme biblioteca donde Cabrera lo esperaba, hizo la pregunta que suele hacerse en esos lugares: "¿Y esto, lo has leído todo?". Cabrera respondió: "Sí. Pero tranquilo, solo una vez". Hay muchas otras respuestas posibles, más o menos burlonas, más o menos oblicuas (la de Villoro, que Marchamalo no cita, es ejemplar: "en una buena biblioteca, los libros están por si acaso"). El caso es que las bibliotecas personales son un asunto importante para quienes se relacionan con los libros por razones profesionales o simple afición, y Marchamalo da algunas pistas sobre cómo se resuelve el problema -que lo es, sin duda- de tener muchos libros. Es extraño, eso sí, que mencione a Perec en el capítulo dedicado al número ideal de libros y no en el del orden, y que no mencione el título del extraordinario texto que el escritor francés dedicó al tema: "Notas breves sobre el arte y modo de ordenar libros". Tampoco abunda en las menciones a otro genial ensayo de Monterroso, aunque uno de los capítulos parafrasea su nombre, "Cómo me deshice de 500 libros". Grata lectura, de eso no hay duda, sobre estos objetos que son una fuente inagotable de placer, pero que también pueden constituirse en un serio dolor de cabeza.
JESÚS MARCHAMALO.
Ediciones UACH, Valdivia, 2017.
90 páginas.