¿Qué es gracioso? ¿Qué hace a una comedia? Por supuesto, no hay una sola respuesta. Pero cuando alguien emprende una comedia, está claro que tiene una idea acerca de qué es gracioso y la esperanza de que otros la compartan.
Las noticias sobre esta nueva comedia,
La mentirita blanca, vienen circulando hace ya tiempo, entre otras cosas, porque es una rareza que haya sido producida en San Carlos. Sus promotores han logrado que circule por circuitos informales desde antes de que estuviera terminada, con una promesa cómica asociada a la presencia de Rodrigo Salinas.
La historia empieza así: El Esfuerzo, diario de la localidad de La Punilla, agoniza por la falta de recursos, la falta de publicidad e incluso la falta de noticias. Sus tres trabajadores corren el riesgo de perder el empleo, ante lo cual cierto día se les ocurre "fabricar" un crimen. Al día siguiente inventan un monstruo, después otra tontería similar, y así por delante. Los empleados de El Esfuerzo han descubierto el sensacionalismo (pero no lo saben; y, conforme a esta película, el sensacionalismo mejora tanto el negocio, que los trabajadores se salvan del peligro). No es fácil divisar el desarrollo intelectual que conduce desde este hallazgo hacia la trama siguiente, donde el dueño del diario es un sinvergüenza, estafa a la mayoría del pueblo y se asocia con funcionarios corruptos del Ministerio de Obras Públicas durante el gobierno de Michelle Bachelet, detalles precisos de los que queda constancia visual en los logotipos y la foto de la Presidenta. El salto lógico entre los problemas de El Esfuerzo y el negocio de las compras de terrenos con información privilegiada no es algo que la película trate de resolver, sino que, por el contrario, utiliza como recurso estructurante.
El país donde transcurre
La mentirita blanca tiene un gobierno corrupto, una policía ridícula, unos medios de comunicación dedicados a engañar a la gente y una población pasiva, pobretona y más bien estúpida, a la que es fácil embaucar. Cuesta concebir algo cómico en un país semejante. No es todo: hay quienes creen que las cosas funcionan como las imaginan en estas historias, y con ello hacen comedias sobre este país despreciable. ¿Qué cosa pueden esperar que resulte?
Y todavía queda el problema de qué es gracioso. ¿Es gracioso el cuerpo de Rodrigo Salinas como para dedicarle una secuencia de semidesnudez? ¿Es graciosa una mujer con trastornos psiquiátricos y gestos medio espásticos? ¿Son graciosas las pillerías de prekínder de los funcionarios de El Esfuerzo para crear noticias y titulares? ¿Es gracioso este pueblo de La Punilla, con esas tres o cuatro caricaturas que lo representan?
¿Y por qué en el cine? ¿Por qué justo en el cine?
LA MENTIRITA BLANCA
Dirección: Tomás Alzamora.
Con: Rodrigo Salinas, Ernesto Meléndez, Jonas Sanche, Catalina Saavedra, Daniel Antivilo.
75 minutos.