Marzo de 2014. Mega, un canal que luchaba por despegarse de los últimos lugares de audiencia, estrenaba la historia de amor de Sherezade y Onur. Se encendían las alarmas de los televidentes, de los gremios actorales y de varios ejecutivos de TV que dudaban del interés que un drama turco podría despertar en nuestra pantalla local. Sin embargo, con solo una hora de romanticismo turco -intenso pero contenido-, "Las mil y una noches" fue una revelación.
Tres años después, en mayo de 2017, tenemos a Televisión Nacional, Canal 13 y, por cierto, Mega, profitando de las producciones turcas, de su buena factura dramática y bajo costo de importación, a razón de más de 3 mil minutos a la semana. En resumen: sobre 50 horas de emisión. Más de dos días ininterrumpidos de transmisión.
Que la oferta de teleseries turcas haya crecido a casi un mil por ciento en solo tres años no puede ser una buena señal. Arriesgar esa desconexión con las audiencias locales es algo que se entiende en los horarios de baja audiencia de la tarde, donde años atrás campeaban las producciones mexicanas o colombianas. Apostar por llenar la pantalla en horario competitivo es algo que se acepta cuando hay un plan B, como afianzar un área dramática local, detrás. Mega y Canal 13 han ocupado la tregua turca con este fin, pero no ha tenido igual suerte Televisión Nacional.
El canal que un par de administraciones atrás renegó de las teleseries turcas y, en cambio, abrazó las producciones bíblicas originadas en Brasil para su prime , no logró capitalizar esa apuesta en fortalecer su producción local. Es cierto que "El camionero", "Un diablo con ángel" y, ahora, "La colombiana" han revivido las teleseries locales en su pantalla, pero no le han devuelto al canal competitividad.
Así, en una aparente repetición del modelo de la competencia, a fines de 2016 el canal público estrenó "Elif", el mes pasado llegó "Günes" y hace unas semanas debutó, en el horario prime , "Hülya".
En total, la televisión pública de Chile llegó a cuatro horas de emisión diarias de programación creada en Turquía, sumando 20 horas semanales -sin contar los largos resúmenes de fin de semana- y convirtiéndose en el canal local que más horas dedica a este tipo de producciones.
En solo unos meses la agenda dramática que propone el canal de todos los chilenos giró hacia que los televidentes nos preguntemos: ¿Selim engaña a Zeynep? ¿Quién le disparó a Necdet? ¿Cuál es el secreto de Ahmet? o ¿qué esconde Melek?
Ante tanta incógnita ajena, remota y hasta difícil de pronunciar, no es de extrañar que al menos una respuesta llegara frente a este nuevo síntoma de la crisis del canal: la salida de Eugenio García, su director de programación.
Hay cosas que uno le pide a la TV chilena, pero sobre todo, a Televisión Nacional.