El periodista estadounidense Lawrence Wright cuenta, en la introducción al libro, que su experiencia con Oriente Medio nació de una especie de "accidente histórico". Objetor de conciencia durante la guerra de Vietnam, el servicio civil alternativo lo condujo a hacer clases de inglés en la Universidad Americana de El Cairo. Llegó a la redacción de
The New Yorker en 1992. Tras el atentado a las Torres Gemelas, dedicó cinco años de su vida a investigar el hecho y ganó el Premio Pulitzer con
La torre elevada, el libro más esclarecedor sobre cómo llegó Al-Qaeda a golpear con semejante fuerza a Estados Unidos (Debate lo publicó en 2009). El presente volumen recoge reportajes bastante extensos que Wright publicó originalmente en la citada revista.
El autor es un buen narrador, sobrio y claro en su estilo. En todos los textos acumula mucha información, y generalmente de primera mano; se advierte la manera profunda con que se involucra en cada investigación y con cuánto esfuerzo va a las fuentes para reconstruir mejor las historias que narra. Y no solo las historias, sino también cuestiones más amplias y generalmente más difusas, como los encadenamientos históricos, ideológicos y personales que llevaron a la constitución de grupos terroristas como Al-Qaeda y de qué modo la desastrosa política occidental en el área facilitó el surgimiento del Estado Islámico, el interminable conflicto en Siria, los enfrentamientos entre Hezbolá e Israel, el conflicto también inacabable en la franja de Gaza, los atentados de Atocha en España, los muy dudosos resultados -y la absoluta inmoralidad- de la práctica de la tortura practicada por agencias estadounidenses. Pero quizá los capítulos más interesantes son aquellos en que Wright pesquisa cómo se ha constituido el sistema de creencias que sirve de soporte ideológico y teológico a Al-Qaeda y a los grupos que se han creado siguiendo su modelo: lo que Wright denomina "su progenie". Largas estadías en países del Medio Oriente le han permitido seguir ese rastro, que desnaturaliza incluso la tradición islámica en asuntos como atentar contra la propia vida y asesinar inocentes, pero eso no ha sido más que el punto de partida para el desarrollo de argumentos que dan sustento a la práctica del terror. Escribe Wright que hacia mediados de la década pasada se entendía que el terrorismo desempeñaba un papel sacramental, "dramatizando un conflicto religioso al dotarlo de un trasfondo apocalíptico". El objetivo de Wright -proponer "un manual básico sobre la evolución del movimiento yihadista"- está muy bien logrado.
Lawrence Wright
Debate,
Santiago, 2017.
480 páginas.