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Cartas
Miércoles 24 de mayo de 2017
La edición universitaria en Chile
En reciente columna publicada en este medio, se trató el tema de la edición universitaria en el marco de un entorno que no favorece la industria del libro, y son varios los puntos que pueden destacarse de lo ahí expuesto, pero me gustaría poner el acento en otros. Una editorial universitaria, al menos como lo entendemos en Ediciones UC, debe en primer lugar ser un referente en materia académica. Ediciones UC es hoy la editorial universitaria con mayor número de publicaciones en Chile, pero el dato sería inútil si no fuera acompañado de una propuesta de contenido que busca la excelencia.
Las autoridades de la UC han apoyado una política editorial que considera central defender la publicación de títulos que agregan valor a una disciplina y que muchas veces no tienen el correlato del éxito comercial. Las editoriales académicas no están diseñadas para competir en los rankings de lectoría, sino para producir un impacto efectivo en la transmisión de conocimiento de calidad. Y todo esto debe hacerse en tiempos en que el paper publicado en revistas indexadas se impone como el principal agente promotor de la carrera académica y de la posición de una universidad en los rankings de prestigio.
La realidad del país es que solo 11 de los 25 grupos de estudio de Fondecyt -ligados fundamentalmente a ciencias sociales y humanidades- consideran dentro de los criterios de evaluación para concursos regulares la publicación de libros o capítulos de libros. Dicho en simple, si Josef Stiglitz hubiera querido concursar a fondos públicos para una investigación no se hubiera considerado su autoría de "El precio de la desigualdad, ni a Stephen Hawking el haber escrito "Breve historia del tiempo". Mucho se ha escrito sobre la eventual "isificación de las universidades", y no hay espacio en esta columna para tratar este tema con algo de profundidad, pero sí es claro que en esta materia no hay mandatos legales y que es tarea de cada universidad y de las propias facultades fijar los criterios, aun existiendo la presión del medio, para relevar la importancia del libro y fijarlo como un antecedente valioso en la evaluación de la calidad de la docencia.
En una universidad compleja, no puede sino destacarse que exista el conocimiento suficiente para dar vida a una publicación académica de primer nivel, y la posibilidad de llevar ese conocimiento a la sociedad no es para la Universidad Católica solo una consecuencia colateral, sino un objetivo central de su misión académica. Asimismo, es la propia universidad la que fija los estándares de una editorial de prestigio, lo que está dado en primer lugar por la calidad del conocimiento que se genera en sus aulas y que constituye la materia prima de sus publicaciones, así como fijar las pautas para un proceso editorial de excelencia, donde el comité editorial y referato externo con pares expertos son variables esenciales.
La interconexión con otras editoriales nacionales e internacionales de primer nivel y con otras universidades, centros de estudio, organizaciones civiles, además de una asociatividad sectorial que en Chile se echa de menos, son otros instrumentos necesarios y efectivos para alcanzar mayores niveles de impacto. En este mundo global no hay ya razones para mantener el conocimiento encerrado en las paredes de un campus o del grupo estricto y pequeño de pares, y son miles las alternativas para difundirlo a través de libros que recorren todo el mundo en formato físico y digital en plataformas académicas y comerciales.
Estamos seguros de que este es el camino para avanzar hacia mejores prácticas editoriales y, por lo tanto, mejores publicaciones académicas en nuestro país. Si estos elementos son o no tomados en cuenta por los órganos del Estado para la asignación de fondos, promoción del sector, compras por convenio o eventuales exenciones tributarias, no implica cambiar la hoja de ruta.
Trabajar por entregarle al libro el lugar que le corresponde a través de reglamentos académicos que los integren, prácticas de selección estrictas, proyectos editoriales novedosos que recojan las demandas sociales, diversificación de temas y títulos, relación interdisciplinaria y formatos de negocio creativos que permitan afrontar la nueva realidad de la economía para lograr sustentabilidad comercial son todos desafíos ineludibles y son precisamente las universidades, por su propia naturaleza creadoras y transmisoras de conocimiento de frontera, las más indicadas para hacerlo realidad.
M. Angélica Zegers V.
Directora Ediciones UC