Primer estreno de la séptima versión de Teatro Hoy, ciclo que cada otoño ofrece la Fundación Teatro a Mil con vistas a impulsar la creación joven, "Surinam" se anuncia como el mayor proyecto abordado por Los Contadores Auditores en sus diez años de vida. Sin embargo, el resultado nos pareció el más pobre de su trayectoria. De no ser por la muy graciosa y entretenida "La guerra de las matemáticas", que estrenó el año pasado destinada al público infantojuvenil, hasta diríamos que este colectivo ha sido sobrevalorado en su línea de trabajo marcada por la visualidad tanto como por su ánimo lúdico y alocado.
Aquí Felipe Olivares y Juan Andrés Rivera, diseñadores teatrales de formación y líderes del grupo, llenan el escenario más amplio que han ocupado, con un extravagante desfile de vestuario de fuerte colorido y brillos, lo que ha sido su sello. Incluyen ahora trajes-escultura: hay, por ejemplo, un hombre-casa, otros personajes que son a la vez un notebook , un celular o un par de torres habitacionales. También figura a la vista una banda instrumental con sus músicos disfrazados de indios siux. En tanto, el relato rebosa de alusiones al mundo de los millennials : múltiples referencias a la web y la comunicación digital, a la afición por los cómics y las series de TV, con frecuentes citas a fragmentos de títulos como "Breaking Bad", "Game of Thrones" o "The Walking Dead" lo cual puede distraer a los juveniles fans que Los Contadores Auditores se han ganado en una década y que no son pocos. Pero esos componentes no son más que accesorios, un puro alarde de ingenio que no ayuda en nada al abordaje de la idea que pretende: la búsqueda del padre, del reencuentro con los orígenes. El libreto es tan simple, ligero y básico, que casi nada es para tomar en serio en el esbozo de historia que presenta: cuando un hombre-niño que trabaja escribiendo subtítulos para series bajadas gratis de internet sabe que su padre no es quien lo crió sino su tío, parte a encontrarlo.
Como una historieta ilustrada en escena, la entrega -que mira todo con un punto de vista externo, rápido y superficial- carece de emoción y es incapaz de invitar a su espectador a que empatice con alguno de sus seres. Si esto es comedia, el humor no funciona, y ni siquiera hay actuaciones, porque los actores no tienen de qué agarrarse para hacer algo más que monigotes farsescos.
La experiencia ratifica que las series de TV, Netflix y las redes sociales no son de por sí un buen fundamento para crear en escena. Si Los Contadores Auditores quieren en verdad hacer algo apreciable y que de algún modo quede, en vez de estar pegados a las pantallas virtuales deberían ver y leer más teatro, que como una segunda naturaleza genera un reflejo del mundo real que nos rodea.
Matucana 100. Jueves, viernes y sábado 20:00 horas, domingo 19:00. Hasta el 28 de mayo.