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Cartas
Sábado 20 de mayo de 2017
La edición universitaria en Chile
En el marco de la reforma a la educación superior que impulsa el Gobierno, se ha discutido el concepto de universidades complejas, que integran la docencia, investigación y extensión. En este contexto, es importante poner en relieve el rol que juega la edición universitaria en la vinculación de cada una de estas áreas y, con ello, en la cristalización de este concepto. El libro universitario es el resultado de una investigación académica que se difunde para colaborar con la docencia que realizan los propios académicos y, a su vez, para ponerlo al servicio de la sociedad. De esta forma, hace de vaso comunicante entre el conocimiento que se desarrolla al interior de las universidades y las necesidades e intereses de los ciudadanos. Es así como el libro universitario es el producto del quehacer de instituciones complejas.
En 2016, de acuerdo con el Informe Estadístico que entrega todos los años la Cámara Chilena del Libro, 44 universidades o editoriales universitarias -equivalentes al 11% del total de editoriales que existen en Chile- publicaron 900 títulos, correspondientes al 12% de los libros publicados en nuestro país. Esta participación de mercado es muy similar a la que tiene la edición universitaria en España, Argentina o Brasil, y levemente superior al promedio de América Latina, que llega al 9%. Sin embargo, es menor a la participación que tiene en México o Colombia, donde la edición universitaria representa el 15% de la industria editorial. En los últimos años, en Chile, estas cifras muestran una tendencia al alza, reflejo de la importancia que ha ido adquiriendo la edición universitaria como consecuencia del fortalecimiento de las instituciones de educación superior y las mayores exigencias de calidad a las que son sometidas.
La edición universitaria chilena la integran en igual proporción editoriales vinculadas a la Universidad de Chile, editoriales pertenecientes a universidades estatales, editoriales de universidades particulares con aportes del Estado y editoriales de universidades privadas. Por su parte, los principales contenidos que publican son filosofía y ciencias sociales (30%), literatura (19%), derecho (15%) y ciencias exactas, aplicadas y económicas (13%).
A pesar de la relevancia que tienen las editoriales universitarias en el quehacer académico y en la difusión del conocimiento, ellas se encuentran expuestas a los mismos problemas y complejidades que aquellas de carácter comercial: bajos índices de lectura, escasez de librerías, una industria manejada principalmente por editoriales extranjeras, una asentada cultura de la piratería en todas sus expresiones y una escasa asociatividad entre los actores del mercado que les permita hacer frente común a las problemáticas del sector. A lo anterior, se suma que -por su naturaleza- la edición universitaria publica obras de baja demanda o dirigida a públicos especializados, lo que obliga a la publicación de bajos tirajes.
Como referencia, la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) publica actualmente un promedio de 500 ejemplares por título, y lo mismo ocurre con el libro universitario español. Todo lo anterior hace muy compleja la sustentabilidad de una industria que para que sea rentable requiere de la venta de grandes volúmenes de ejemplares y alta velocidad de rotación de sus títulos. Por si ello fuera poco, la edición universitaria se encuentra además amenazada por la presión a la que están sometidos los académicos para publicar en revistas indexadas, en desmedro de la publicación de libros, para lo cual se requiere un trabajo más reflexivo y pausado.
Frente a estas dificultades, se hace necesario buscar mecanismos que permitan promover y consolidar la edición universitaria, ya que con ella se fortalecen las instituciones universitarias y se contribuye al mejoramiento de la calidad de la educación superior.
Hay una frase que sintetiza muy bien la problemática de la edición universitaria, que es extensible a toda la industria editorial: "Se producen pocos libros, se compran algunos y se leen menos de los que se adquieren". El Estado, las universidades y los diferentes actores del sector tienen mucho que aportar al respecto.
Arturo Matte I.
Gerente general Editorial Universitaria