Su título no sugiere nada, así que "Los bonobos" se recomienda mejor como una nueva pieza -su Opus 3, de 2011- del comediógrafo francés Laurent Baffie, el mismo autor de "TOC TOC", con el hecho inusual de dos versiones locales en apenas siete años, de enorme éxito de taquilla (la segunda, del año pasado, continúa en cartelera). Escrita a seis años del debut de su hit , esta como aquel es otro ingenioso divertimento acerca de unos personajes obsesivos y limitados en sus capacidades. De seguro risueño y liviano como distracción, el texto parece notoriamente más forzado que el anterior en su calculada búsqueda de recursos humorísticos que complazcan a la platea. Y aunque eficaz, el montaje local hace bien poco por disimular su ansioso ánimo de gustar al respetable.
Abre con una clase en video que nos enseña que el bonobo, especie de chimpancé en vías de extinción y el más parecido al hombre, se caracteriza -entre otras cosas- por ser capaz de mostrar reacciones emocionales y, sobre todo, practicar una muy activa y variada vida sexual; quizás como estrategia de socialización o para obtener consuelo ante frustraciones. Luego se nos presenta a un ciego, un sordo y un mudo, amigos desde la infancia, hastiados de satisfacer sus ansias de contacto físico con prostitutas, que se proponen conocer parejas reales y el amor de verdad. Para ello deberán esconder la discapacidad que tanto los ha perjudicado, poniendo en acción tretas tan desesperadas como improbables.
Lo que sigue es una serie de 9 episodios -cada cual tiene una cita con las mismas tres féminas, contactadas a través de un sitio web- más un encuentro grupal, provocando situaciones risibles por los serios malentendidos de comunicación -en especial con la técnica de fonomímica que usa el mudo- y la torpeza romántica de los pretendientes. En eso se recurre a un amplio abanico de resortes de humor absurdos y disparatados, otros muy negros y crueles, incluso réplicas sexuales francamente obscenas. Intenta hacer reír con tal frecuencia, que es lógico que no pocas veces dé en el blanco.
Dirigida por el andaluz radicado en Chile Jesús Codina, también a cargo de la actual versión de "TOC TOC", el relato fluye convenientemente sin perjuicio de que sus mecanismos suenen gruesos, de escasa fineza artística. Sin importarle recargar su material y para que el público se divierta aún más, la puesta suma al texto innumerables "morcillas", chistes contingentes con alusiones a múltiples figuras públicas y "rostros" de la TV criolla.
El balance final sería mejor, además, si el rendimiento del elenco fuera más parejo. Los ejecutantes se ven afiatados, pero claramente Ramón Llao (el ciego), comediante fogueado que matiza bien y mantiene bajo control su desempeño, resulta más jocoso que sus compañeros. Es decidor que por tramos las actrices, en personajes complementarios, luzcan harto más graciosas "robándole escena" a los protagónicos; hablamos de la argentina Yamila Reyna e Ingrid Parra, la tercera actriz nos pareció que sobreactúa bastante.
Teatro Mori Vitacura. Viernes y sábado a las 20:30 y domingo a las 20:00 hrs.