Lili Brik / Elsa Triolet, las hermanas insumisas, de Jean-Noël Liaut es una aproximación a la trayectoria de dos de las mujeres rusas más importantes del siglo XX, dos hermanas cuyo aporte a la cultura actual es incalculable y dos mujeres dotadas de genio creativo; ambas llevaron una vida increíble, durante la cual participaron en algunos de los hechos históricos decisivos de la era contemporánea y sus vicisitudes personales revelan que, además, fueron pioneras en cuanto a la emancipación femenina y también en el terreno del arte, la literatura, la moda, el diseño, la música actuales. Dijimos "aproximación", porque el libro de Liaut es más bien una acelerada revista a los hechos que protagonizaron Lili y Elsa y dista de constituir una biografía de ellas, puesto que, de serlo, se trataría de un volumen extensísimo.
Lili se hizo famosa como la pareja de Vladimir Maiakovski, el poeta más popular y para algunos el más grande de los que emergieron tras la Revolución Bolchevique, con quien mantuvo una tormentosa relación hasta el suicidio del escritor y a cuya obra dedicó más de cuatro décadas tras su fallecimiento. Sin embargo, Lili y Vladimir, partidarios del amor libre, tuvieron tantos amantes que es imposible recordarlos, con la particularidad de que Lili impulsaba al carismático vate a que se embarcara en nuevas aventuras, a veces eligiendo ella misma a las destinatarias de tales lances. Pero este es un aspecto algo superficial en el recorrido de Lili, ya que en su carácter de musa de la vanguardia, impulsó las carreras de Pasternak, Jakobson, Shostakovich, Chagall, Malevich, Meyerhold, Eisenstein y muchos más. Aun en los períodos más cruentos de la guerra civil, del terrorismo estatal, las purgas estalinistas, los conflictos bélicos internacionales, su salón en Moscú fue el centro de la intelectualidad soviética. Casada con Osip Brik, de quien nunca se separó y con quien convivió junto a Maiakovski en total armonía, nada o poco le importó que su marido fuese uno de los fundadores de la Cheka, la temible policía secreta, antecesora de todos los organismos represivos que vinieron más tarde, lo que le permitió libertades y privilegios impensables, que también se extendieron a Elsa, por lo que Liaut se pregunta "hasta qué punto se adaptaron con flexibilidad y oportunismo a una de las dictaduras más terroríficas del siglo XX". Esta situación cambió durante la última fase de Stalin, cuando se desató una paranoica persecución en contra de los judíos, porque tanto Lili como Elsa provenían de una acaudalada familia de origen semita.
Elsa es en parte recordada como la mujer de Louis Aragon, uno de los fundadores del surrealismo, pero por supuesto que era muchísimo más que eso. En 1945 fue la primera mujer en obtener el premio Goncourt, por
El primer desgarrón cuesta doscientos francos, que no es, ni con mucho, su mejor título; en efecto, desde los 40 en adelante, produjo una cadena de novelas de real calidad. En verdad, el galardón fue un reconocimiento a su épica y titánica labor durante la Resistencia francesa a la ocupación nazi, donde, junto a Aragon, participó, a lo largo y ancho del territorio galo, en acciones que estuvieron a punto de costarles el pellejo. Antes, y con mayor razón una vez finalizada la conflagración, Elsa trabó amistad con Malraux, Camus, Cocteau, Picasso, Matisse, Coco Chanel... Entre 1945 y 1946, cubre los juicios de Nuremberg y sus vitriólicos reportajes, en los que no perdona nada a los alemanes, producen conmoción en París y otras capitales europeas. Elsa y Louis fueron militantes comunistas desde que se conocieron y jamás se separaron un ápice de la línea del partido, lo que se tradujo en su incondicional apoyo, su ciega adhesión a la Unión Soviética, a pesar de las terribles revelaciones que se publicaron a partir de la muerte del dictador. Esto les costó caro, sobre todo a Aragon, quien, de haber sido un héroe, pasó a convertirse en un payaso. Con todo, el par se negó a condenar cualquier noticia que llegara de la patria del socialismo, haciendo oídos sordos a todo cuestionamiento, por leve que fuera, en contra del sistema unipartidista.
Lili Brik/Elsa Triolet ... es una obra interesante en la medida en que cubre un período crucial y asimismo constituye un verdadero desfile de celebridades indispensables para entender nuestra época. No obstante, presenta los defectos típicos de las hagiografías: ausencia de una mirada crítica genuina en torno a las protagonistas, entusiasmo excesivo por sus figuras, ingenuidad ante sus fallas.