Paradoja: la intervención destructiva a un museo conservador de la frágil alfarería de nuestro ayer remoto. Podría considerarse esa acción virtual de distintas maneras: ¿llamada de atención con el fin de preservar patrimonio e historia nacionales de probables amenazas materiales o interpretativas?, ¿réplica dolida al fanatismo irracional subsistente en nuestra época?, ¿búsqueda de nueva vía de expresión artística? Probablemente todo eso busque la voluntad creativa de Josefina Guilisasti, a través de sus ocho videos instalados en pleno Museo de Arte Precolombino. Es que ellos nos ofrecen distintos momentos de la agresión y la posterior reconstrucción de cacharros -reproducciones- de la hermosa cerámica diaguita y molle. Sin embargo, no se muestra por intermedio de una secuencia ordenada, donde primero vemos una estática pieza entera que, duplicada, entra en movimiento, para luego romperse, saltando en mil pedazos que ya caen o ya permanecen flotando en el espacio. Y concluyendo el proceso con el retorno, mediante una invisible varita de virtud, a su unidad original, a su apariencia cotidiana de trabajo expuesto en vitrina de museo. Cada uno de estos instantes, con pocos minutos de duración, constituye una verdadera y móvil naturaleza muerta, asunto este último utilizado con frecuencia por la autora. Como conjunto, la circunstancia de que no se sujete a un ordenamiento regular, en sentido creciente o decreciente, tal vez se deba a la misma condición fortuita que se desprende de esta obra desplegada en etapas.
Si lo expuesto por la artista anterior podría considerarse un ejercicio de preferente dominio intelectual, lo que exhibe Francisca Aninat en Galería D21 trasunta cálida humanidad. Continúa el presente trabajo una instalación realizada en el Hospital San Juan de Dios de Quinta Normal. Ahora el conjunto con aparataje médico en desuso se reduce al máximo, en favor del intimismo de una vitrina con interesantes remedos de figuras escultóricas, ejecutadas con tiras de lienzo e hilos de uso hospitalario. No obstante, es sobre todo un original conjunto de libros el meollo de la exposición. Prontos a ser hojeados, leídos, manoseados por el público, corresponden a deteriorados registros en tela de los relatos y dibujos ejecutados durante entrevistas a personal de ese hospital. Al contrario del instrumental quirúrgico testigo, cada página de estos tomos transfigurados por la autora porta huellas de irregularidades, roturas, manchas, zurcidos, hilachas, convirtiéndose en cálidas reliquias de sufrimientos, anhelos, desilusiones, en fin, de una existencia humana en situaciones extremas. La voz suave de un médico o enfermero, acaso, reitera con insistencia un compasivo relato. Por su parte, en blanco y negro pareciera cumplir la función de marco arquitectónico un grupo con aspecto de restos de demolición: planchas rectangulares de madera y yeso arrumbados junto a la pared. La destrucción, el deterioro, terminan, pues, por constituir un elemento conceptual clave en dos expositoras de orientaciones dispares.
Desde los 90 en el MAC
Donde acaso mejor se cumple el propósito de esta exposición que parte con los años 90, celebrando el septuagésimo aniversario de la existencia del Museo de Arte Contemporáneo, es en su piso principal. Se consigue obtener ahí un especial efecto de frescura creadora, una variedad de obras y de nombres novedosos pocas veces alcanzados en la sede del Parque Forestal. El equilibrado montaje y la selección de testimonios son, sin duda, responsables de ello. Por su parte, la cantidad de trabajos y de autores valiosos mostrados harían injusto detenerse, esta vez, en la identificación de participantes y de productos singulares. Baste decir que, en general, el conjunto mostrado proporciona un verdadero termómetro del alto nivel que han alcanzado las artes visuales de las últimas décadas en nuestro país. El segundo piso, en cambio, deja ver cierto quiebre dentro de la línea curatorial, al integrar en gran número realizaciones hechas muy anteriores, que abarcan ya desde la década del 30 hasta la del 80. Hizo falta una definición cronológica que alertara al público visitante.
Caída Libre
Rotura y restauración virtuales de alfarería, en manos de Josefina Guilisasti
Lugar: Museo de Arte Precolombino.
Fecha: Hasta el 29 de mayo.
La falsa medida
Francisca Aninat y su cálido memorial hospitalario, a través de libros desvencijados
Lugar: Galería D21.
Fecha: Hasta el 4 de mayo.
Colección MAC: Post 90
Ante todo, el primer piso con un excelente conjunto representativo de nuestro arte actual
Lugar: Museo de Arte Contemporáneo, Parque Forestal.
Fecha: Hasta el 2 de junio.