Kendrick Lamar - "DAMN."
El 14 de abril fue Viernes Santo para el cristianismo y para la industria musical un nuevo golpe de Kendrick Lamar, aunque esta vez ambas celebraciones corrieron bajo el mismo carril. "DAMN.", el cuarto álbum de estudio del artista estadounidense, vino precedido de un
single llamado "HUMBLE.", en el que el rapero asume el rol de Papa y de Jesús -al primero, como si se tratara de una obra teatral y al segundo, con una reversión plástica de la última cena- rimando sobre autos, dinero, sexo y mujeres. Algo así como una sátira a los mandamientos del género para hablar de humildad.
Y qué mejor que algo tan personal como la religión para adentrarse en su cabeza. Después de haber promovido a sus colegas de raza y leído como ninguno las protestas de los afroamericanos contra la represión policial en su alabado segundo disco, "To Pimp a Butterfly" (2015), el músico de Compton, California, se perfila a sí mismo como un ícono (sí, volvemos a la humildad) con tantas virtudes como dudas respecto de ellas. Hay lealtad, poder y resignación, pero también orgullo y miedo hacia la responsabilidad de haber conquistado el mundo con su música.
Kendrick Lamar se lo toma en serio. Es capaz de transformar su relato en ensayos profundos de la actualidad social, y el compromiso que eso conlleva -evitando girar hacia el sinsentido de la vida, presentando respuestas- lo transforma en el mejor rapero de la década. Uno que musicalmente no se olvida de quienes lo influenciaron ("DAMN." tiene una cruda mirada hacia el rap de los años 90), que ametralla furioso cada rima autobiográfica y que no se esconde ante su estatus de figura popular: U2 y Rihanna, dos de los tres
featuring de la placa, lo confirman.
The New Pornographers - "Whiteout Conditions"
A lo largo de su carrera, The New Pornographers ha construido varios pasajes de brillantez. El combo de Vancouver, en British Columbia, Canadá, inauguró su discografía con el aplaudido "Mass Romantic" (2000) y extendió los halagos (con altos y bajos) hasta "Brill Bruisers" (2014), su trabajo mejor posicionado en Estados Unidos, en un disco caracterizado por su luminosidad y el trato sofisticado de los sintetizadores. La banda retomó esos argumentos en su nuevo álbum "Whiteout Conditions", aunque los resultados son dispares.
Por una parte, su sonido
indie no deja de ser refrescante: la agrupación se inspira en otra época y pone las melodías por encima de todo; el
post-punk y el
new wave son los puntales del proyecto, con las guitarras uniéndose en una pared sonora que busca la épica a través de las máquinas -al estilo de New Order- y con las voces de Neko Case y Carl Newman matizando los cortes desde la intimidad hasta la agitación. Pero hubo un factor determinante que hizo que los canadienses no pudieran repetir el éxito de su antecesor.
Uno de sus compositores, el guitarrista y cantante Dan Bejar, priorizó la realización de un disco con su banda Destroyer, no pudiendo compatibilizar ambos trabajos. Y esa baja se tradujo en la producción de una placa que no explora las posibilidades que hay fuera de sus márgenes. El músico siempre puso su discurso punzante y experimental al servicio del pop, dándole cuerpo e inyectándolo de fuerza. En "Whiteout Conditions", su ausencia deja un conjunto de canciones que, exceptuando "High Ticket Attractions", suenan demasiado parecidas, como apuntando hacia el mismo objetivo. Uno que termina aburriendo.