A no equivocarse, no todo lo que brilla es oro. Lo repetimos en relación con la tendencia de nuestro público a sobrevalorar los 'hits' de avenida Corrientes -epicentro de la escena comercial bonaerense-, los cuales ya es una rutina que nos visiten año a año, en menoscabo del talento criollo que, de vez en cuando, nos sorprende con aciertos harto más loables.
Comparemos: En diciembre pasado muchos santiaguinos se agolparon para ver el taquillazo porteño de "Nuestras mujeres", la comedia 'de boulevard' que desde su estreno en París en 2013 recorrió como reguero los escenarios del mundo. Pues bien, la versión chilena de esta obra, actualmente en cartelera, resulta muy superior a su sosa adaptación cinematográfica, conducida por su director original en las tablas, también uno de sus intérpretes, que pasó inadvertida por nuestras pantallas. Más aún, es mucho mejor, más irresistiblemente divertida, de seguro, que la producción trasandina; pese a que no la lidera un director a quien los críticos locales tapan de elogios en cada estreno, ni tiene un elenco de astros de Corrientes, derrochando oficio y profesionalismo, ni una escenografía impresionante.
Tanto así, que apreciarla es como 'descubrir' la obra por vez primera. Escrita a los 57 por el prolífico comediógrafo francotunecino Eric Assous, su estructura -muy simple y centrada en la interacción de sus personajes- no ofrece nada más ni nada menos que la cita semanal de tres amigos burgueses cincuentones, que se reúnen puntualmente hace 30 años en su 'club de Tobi' particular, para jugar a los naipes y compartir sus cuitas. Solo que esta vez uno de ellos se atrasa y, cuando llega, anuncia en estado de shock que acaba de estrangular a su esposa.
Funciona gozosamente, en primer lugar, por su cercanía. Luego, porque aquí su humor ya no suena sexista ni misógino. En este montaje la situación es apenas el pretexto para desplegar el retrato de la camaradería masculina entre unos adultos inmaduros y bastante patéticos, inhábiles para sostener relaciones asertivas con sus parejas e hijas; y bucear luego en el evento -el supuesto asesino pide la complicidad de los otros para ocultar su crimen- que hace tambalear los límites de su amistad. Prueba mayor de sus buenos logros es que tanto el filme francés como la puesta argentina sufrían, tras promediar, un notorio bajón de interés; aquí su capacidad de estimular y hacernos reír se mantiene inalterable en los 80 apretados minutos que dura.
Ojo, que no es la primera vez ni será la última que el enfoque chileno aventaja el argentino del mismo texto. Podríamos citar varios ejemplos. Luego de "Le prenom" en 2015, y "Bajo terapia" el año pasado, este es el máximo acierto de Patricio Pimienta, quien -después de andar otros rumbos- se erigió como el campeón absoluto en la dirección local de comedias. Con 'timing' preciso e imparable, en su entrega no falta ni sobra nada mientras equilibra la comicidad con el factor humano y trasfondo más serio de la historia, que sí lo tiene. Los actores Willy Semler, Gonzalo Robles y Claudio Arredondo se muestran tan bien afiatados y graciosos, sin olvidar nunca la humanidad de sus roles, que cuesta imaginar que no sean amigos de toda la vida, y decidir cuál de ellos lo hace mejor.
Centro Mori Parque Arauco. Jueves 21:00 horas, viernes y sábado 20:30 horas y domingo 20:00 horas, hasta el 14 de mayo.